En la industria del cine, no hay nada seguro, y en cada película que se hace, siempre hay un cierto riesgo. Pero en algunos casos, los resultados no sólo son malos, sino que se pueden calificar como catastróficos. Uno de los peores fracasos que ha habido en el cine, es precisamente esta película, que tiene todavía el record de la peor relación costo-ganancia, marca que nadie estará interesado en quitársela.
Realizada en 1994, el actor y productor Kevin Costner optó por el montaje de enormes escenarios sobre enormes piscinas especialmente diseñadas para ello, buscando crear la idea de un mundo totalmente inundado. Toda esta infraestructura, más los gastos inherentes a la cinta, llegó hasta los 175 millones de dólares, sin contar los gastos de promoción y publicidad, en los que el actor también tiró la casa por la ventana, con otros 60 millones extra. Los estudios se veían reacios a aceptar esos gastos, pero Kostner los logró contagiar de su entusiasmo, y esperaban honestamente recuperarlo tras del lanzamiento.
Tras el lanzamiento al año siguiente, el total de taquilla en Estados Unidos llegó a los 88 millones, a lo que se tenía que descontar el porcentaje que cada sala se quedaba, Con ello, no lograba cubrir ni la tercera parte. Fue tras de su presentación en salas extranjeras que logró apenas los 176 millones, de nuevo sin descontar los gastos de distribución y salas, por lo que no alcanzó ni siquiera a igualarse. De hecho, incluso la venta en DVD ha sido muy pobre, hasta la fecha, y si sumamos el poco interés de las televisoras en transmitirla, entenderemos porqué sigue siendo hasta la fecha el mayor fracaso de la historia fílmica.