Eli Roth sucumbe al terremoto en Sitges 2012

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Comenzaba el tercer día de competición en Sitges 2012 con la esquizofrénica paranoia de Mi Loco Erasmus, de Carlo Padial, una sorprendente comedia en formato de falso documental sobre un proyecto de película Do It Yourself de un joven de los suburbios de Barcelona. Avalada por Carlos Vermut, la película sorprende tanto por el buen resultado como por el ínfimo presupuesto con el que está realizada, demostrando de nuevo, y ya van unas cuantas veces, que se puede hacer cine potente y vanguardista sin necesidad alguna de grandes recursos. El argumento resulta en un autoretrato obsesivo del protagonista que ve como su producción va naufragando debido a los más variopintos problemas sin visos de levantarse. La presentación del metraje es enormemente innovadora y el actor principal se alza a modo de moderno dante en un paseo por sus infiernos interiores como son, la falta de esperanza de la juventud española ante la intensa crisis, los fracasos personales, y la vida mediocre que vive. Una extraordinaria sorpresa sin duda alguna que se sale de la tónica de lo fantástico para adentrarse en la denuncia social.

El cine asiático se ha visto representado en esta jornada de la mano del director de Hong Kong, Pou Soi-Cheang con Motorway. Siguiendo la estela de éxitos recientes de temática persecutoria, como la reciente Drive, o la franquicia Fast and Furious, Motorway se plasma como una actualización del cine de artes marciales pero reemplazando el Kung-Fú por habilidades de conducción, los monjes saolín por un departamente de tráfico de la policía, el maestro sabio por un veterano agente a punto de retirarse y el impetuoso aprendiz por un nuevo agente con enorme potencial. Por lo demás, la película sigue los esquemas típicos de tan coreográfico género al pie de la letra, la lucha entre el bien y el mal más arquetípicos, las venganzas e incluso sus duelos múltiples (recordará el lector la típica escena del rondo de combate). Una propuesta curiosa, pero que naufraga por falta de ritmo y por su cadencia.

Como tambien fracasa la finlandesa Iron Sky de Timo Vuorensola, que a priori parte de una idea muy original; una base secreta nazi en la Luna desde donde un grupo de refugiados pretenden instaurar un Cuarto Reich en la tierra. Con un buen despliegue de medios, Iron Sky trata de abarcar demasiados géneros al mismo tiempo, la denuncia social, la comedia, la ciencia ficción y la acción. Tal propuesta da la impresion de que precisamente por eso, se va diluyendo durante la proyección. A pesar de que será probablemente la única película del festival en la que veremos combates espaciales y quizás sean lo más rescatable, esto no resulta suficiente para que la película pueda remontar el vuelo de forma eficaz, quedándose a medias.

Gustó bastante más a juicio del respetable Maniac, remake del título del mismo nombre de 1980 que fuera dirigido por William Lustig y que con el pretexto de la proyección de dicho remake, recibió el premio honorífico La Máquina del Tiempo. Premio que compartió con Elijah Wood, el ya mítico intérprete de Frodo Baggins en la trilogía del Señor de los Anillos. Wood es dirigido por Frank Kalhfoun en esta edición de 2012 al psicópata protagonista en una narración llevada a cabo en primera persona. La película tiene más sustancia que las anteriores, pero padece la falta de imaginación, ya que por momentos, hay secuencias que parecen calcadas plano sobre plano del original, si bien, por momentos goza de gran plasticidad.

El sacudida, nunca mejor dicho,vino con la película de Nicolás López Aftershock, cinta avalada por Eli Roth, el denominado George Clooney del cine de terror, pero que se materializa como una película carente de contenido más allá de su escena final. Una media hora difícilmente justificable, abre la película para mostrar una sucesión de  acontecimientos, basados en hechos reales, de las consecuencias del terremoto de Chile de 2010. Nicolás López no se muestra capaz de sacar partido a un elenco de actores que se esfuerzan por elevar la película, y termina en una sucesión de historias de horror personales en una huida hacia no se sabe bien donde de sus protagonistas.

Finalmente, terminó el día con Piranha 3DD, una aberrante propuesta de terror adolescente, que carece absolutamente de todo a pesar de contar con cameos de actores conocidos como Christopher Lloyd o David Hasselfolf. Buena prueba de ello es que una innecesaria extensión de la cinta la constituye las tomas falsas de la misma que son introducidas con la única intención de alargar sin necesidad el metraje final.

Así pues, podemos considerar que el día ha supuesto más decepciones que alegrías confirmando las sospechas de la falta de calidad en muchos títulos de la edicion de este año del festival

Iron Sky de  Timo Vuorensola