Para finales de la década de los setentas, la revolución sexual había llegado a un punto alto, en especial en el terreno artistico, donde se consideraba no sólo que no debía haber tabúes, sino que mientras más controvertido fuera un tema, era mucho mejor para la reputación de un artista. Por eso, al inicio de los ochentas, los directores buscaban los mayores escándalos posibles.
The Blue Lagoon era una novela casi desconocida de Vere Stacpoole, donde narraba como dos niños náufragos sobreviven ellos solos en una isla, descubriéndose a sí mismos en un estado de completa inocencia. El directo Randal Kleiser decidió que sería un tema interesante, y decidió llevarlo al cine. El problema es que, para conseguir el mayo realismo posible, respetó la edad manejada en el libro original, por lo que su actriz principal fue Brooke Shields, en aquel entonces de sólo 15 años. Muchas de las escenas estaban demasiado cerca del desnudo total, además de existir varios momentos de sexo apenas sugerido. Obviamente, ésto levantó revuelo entre muchas comunidades, incluso con la apertura de la época, y varios grupos exigieron no sólo se prohibiera, sino que el director fuera procesado legalmente. El proceso legal nunca llegó a concretarse, pues él probó que, si bien se movió peligrosamente cerca de la ilegalidad, nunca cruzó los límites, por lo que salió bien librado.
Como siempre ocurre en esos casos, el escándalo fue su mejor publicidad, y fue una de las cintas más taquilleras de aquellos años, e incluso ahora, sigue siendo material de culto. En cuanto a Brooke Shields, su carrera ya no es la misma de lo que era antes.