La Hora Más Oscura, La última noche de la humanidad

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Habituados como estamos últimamente a lidiar en el cine con invasiones extraterrestres, podemos considerar que nos hallamos ante un subgénero en sí mismo caracterizado por una serie de fases. Uno, normalidad de los personajes en la entrada, generalmente americanos, estupefacción cuando los extraterrestres entran en escena, apocalipsis y para cerrar en la mayoría de los casos, final feliz.

Es de agradecer, en el ámbito monopolizado por ese esquema dibujado en Independence Day fracturas de lo esperado como el que encontramos en las recientes Attack The Block de Joe Cornish o Skyline de los hermanos Strause.

Definitivamente, The Darkest Hour, de Chris Gorak no es una de ellas.

En su segunda incursión como director tras Right at Your Door (2006), película que destacó en la edición de Sitges de 2006, Chris Gorak (lamentamos decirlo) no está a la altura en su última cinta..

Pese al prometedor comienzo, situando la acción en el moderno Moscú, The Darkest Hour pierde una estupenda oportunidad de hacer algo diferente situando una acción esquematizada, repleta de fallos argumentales y cuyo mayor atractivo pasa por la magnífica fotografía que la capital rusa ofrece vacía y devastada.

La Última noche de la humanidad -The Darkest Hour
La Última noche de la humanidad -The Darkest Hour

Las interpretaciones son ciertamente flojas de comienzo a fin, probablemente a causa de un pobre guión que no explota las inmensas posibilidades que ofrece la producción y que cae en convencionalismos, en ocasiones de manera demasiado forzados de tal forma que el espectador puede anticiparse en la mayor parte del metraje a la mayoría de los acontecimientos. Una pena por ejemplo, que Emile Hirsch, al que pronto veremos en la esperadísima Killer Joe, de William Friedkin (atentos a esta película, que dará mucho que hablar en 2012) y que fue fantásticamente dirigido por Sean Penn en Into The Wild (2007), mache su curriculum con un personaje tan plano como Sean.

De igual forma, la abundancia de clichés sobre los nativos moscovitas los convierten en personajes planos e irreales, abundando en el concepto de que los protagonistas provienen de una civilización más evolucionada, antiguos remanentes del cine de la guerra fría, que se arrastran al extremo rozando el paroxismo.

Y que decir de los extraterrestres, lo que parece ser un prometedor concepto termina por ser vulgar y cotidiano, sin ofrecer nada nuevo.

Sin embargo, no debe empañar esta falta de empeño lo que es una simple, pero correcta aplicación de un concepto de apocalipsis pocas veces expresado, habituados como estamos a situarlo en un entorno familiar. Se trata de la interesante experiencia que narra la película, localizando a los personajes alejados de su vecindario lo que añade una dificultad más, lo que añadido a algunos elementos sorpresa bien traídos, hace que se nos permita pasar un rato entretenido, aunque no seamos luego capaces de retener todo el argumento.

Lo más normal, es que el espectador salga desilusionado, habida cuenta de las expectativas con las que comienza la película, y del formidable trailer promocional, pero le resultará posible rescatar algunos elementos que hagan que la película no se limite a una invasión más, lo cual no justifica la entrada.