Durante mucho tiempo, las películas del género policiaco tendían a ser muy directas: O los agentes de la ley eran inmaculados ejemplos a seguir, o corruptas herramientas de un estado represor que los protagonistas debían de derrotar. Pero con el advenimiento del siglo XXI, se comenzó a experimentar más con los aspectos humanos de todos ellos, representándolos como personas con una amplia gama de identidades, y que como humanos, llegaban a cometer errores. Baltasar Kormákur utiliza esta aproximación en su más reciente cinta, cuando un agente de la DEA y un oficial de Inteligencia Naval descubren, tras de un tiempo de estarse vigilando el uno al otro, que la Mafia los había estado engañando a los dos, y que habían estado haciendo el trabajo sucio de los mismos.
La premisa es bastante interesante, y en especial porque podemos ver a Denzel Washington en un papel de mucha más acción que a los que usualmente nos tenía acostumbrados. A pesar de que hasta ahora se le ha dado poca atención, es muy probable que sea una de las más prometedoras de este verano.