Este 23 de julio, se cumplen 65 años del fallecimiento de David Llewelyn Wark Griffith, uno de los directores más talentosos de la historia, y seguramente uno de los más controvertidos. Hijo de un veterano del Ejército Confederado, el pequeñocreció con una visión idealizada de los esclavistas, lo cual pudo ser mayor si, como dicen algunos rumores sin confirmar, su padre fue miembro del KKK. Curiosamente, se inició dentro del cine como actor, resultando ser un completo fracaso, por lo que para sobrevivir, entro a trabajar como asistente de director, lo que le hizo descubrir su vocación.
Dada la educación que recibió de su padre, aunada a la pobre reputación que tenían los confederados, decidió orientar casi todas sus cintas con esa visión, en donde los negros eran representados como seres dóciles y salvajes, que requerían de la mano del hombre blanco para ser útiles. Incluso en una época tan abiertamente racista, el director era visto con malo ojos, y muchas de sus cintas dividieron opiniones, en especial su obra maestra, El Nacimiento de una Nación, que literalmente conmocionó a Estados Unidos.
Sin embargo, nadie podía negar que era un genio: Sus manejos de tomas y la expresividad de cada una de sus cintas era notable, y podía hacer realmente maravillas con sus actores, a pesar de las limitaciones técnicas que tenía. Incluso sus detractores admiraban su talento, y algunas de sus técnicas cinematográficas siguen usándose hoy en día.
Es un hecho que a Griffith se le puede amar u odiar, pero su talento nunca estará en tela de juicio.