Manuel Cruz
@cruzderivas
Conservar la originalidad en tiempos de franquicia es complicado. Algunos atraviesan rachas más buenas que malas (James Bond bajo el comando de Daniel Craig es un buen ejemplo), y otros quizás necesiten un respiro antes de volver. Actividad Paranormal se encuentra en tal caso.
La quinta parte en la serie de terror, cuya técnica de rodaje con cámara en mano busca presentar a la cinta como una serie de clips encontrados aleatoriamente (idea que existe, al menos, desde El Proyecto de la Bruja de Blair en 1999) busca, irónicamente, regresar al principio para anunciar su triste final. Quizás los conocedores de la franquicia encontrarán entretenimiento en observar el origen de Kristi y Katie, icónicas gemelas de la franquicia (inserte el nombre del director que utilizó gemelas en una película de horror, alrededor de unos treinta antes de la primera Actividad Paranormal), pero incluso aquellas escenas reciben el mismo tratamiento que el resto de la cinta: esporádico, inconcluso, ambiguo y, literalmente, flojo.
En un año que ha traído la excelente Está Detrás de Ti de David Robert Mitchell, cinta que encuentra ingeniosas estrategias para sorprender y asustar con la utilización del segundo plano y la música, entre otros elementos, Actividad Paranormal: La Dimensión Fantasma es tan predecible como las palomitas que acompaña. El planteamiento de otra familia estadounidense en otra mansión, víctima de otra niña poseída es… exactamente eso, otro más. En ese caso, la joven Ivy George merece reconocimiento por su creciente maldad conforme la cinta avanza. Al igual que Levi Miller en la fracasada Pan, es la única que intenta tomarse su trabajo en serio, junto a un elenco fuera de ritmo, carente de empatía a la hora del susto, y ocasionalmente perplejo ante la estupidez y obviedad que los rodea. La técnica, una vez más, no oculta a una historia mediocre. Y a lo que va del año, la única Actividad Paranormal genuinamente interesante es responsabilidad de David Robert Mitchell con Está Detrás de Ti.