Se transmitió anoche por Universal Channel en capítulo doble, el inicio de la muy esperada sexta temporada de Dr. House. Es la oportunidad una vez más de decir que el fenómeno mediático está en marcha y no hay vuelta de hoja.
La imagen de House parece haber entendido el llamado de las masas, cuando fue elegido el mejor doctor de la televisión y también el más sexy de la pantalla chica. Y es que este nuevo House, con el pelo más corto, medianamente mejor afeitado, con camiseta T que deja ver el musculoso brazo, está definitivamente pensado para seguir encajando en el gusto del público.
Los dos primeros capítulos además, se centran exclusivamente en House y su estancia en el hospital siquiátrico. Es ahí que vemos su sarcasmo, su natural condición de líder y todos los rasgos de su personalidad que nos encantan a todos. Es verdad que también lo vemos quebrarse un poco, pero no lo suficiente para dejar de ser atractivo a pesar de ser tan desagradable y de pilón loco.
Franka Potente hace el papel de la nueva y fugaz conquista, que resulta interesante porque logra lo que ninguna de las otras galanas había podido: House reconoce que alguien le importa y también que sufre cuando se va. Pero no canten victoria. El Dr. parece decidido a seguir siendo el misántropo que siempre ha sido e incapaz de mantener una relación por largo tiempo.
Por lo pronto, ya nos urge saber que pasó con los demás y si House saldrá de ahí para nunca más volver, o terminará por ser un refugio recurrente. Empieza bien, pero parece que hace falta algo más. Ojalá se componga hacia los demás capítulos.