Sin lugar a dudas una de las mejores actuaciones de Jack Nicholson, y por si fuera poco un excelente guión, buena fotografía y una historia increíblemente creíble e insanamente irreal.
Uno podría pensar que este tipo de historias solo tienen cabida en la mente retorcida del que las creo; pero desafortunadamente lo que pasa con Randle Patrick y sus nuevos amigos son cosas que no están muy lejanas de la realidad.
Esta historia es de esas pocas que te mantienen interesado los 133 minutos de duración; caramba me hace pensar que le paso al buen cine, con buenos actores que te hacían reflexionar y pensar; una película cuya existencia si tiene sentido de ser.
Es una buena pregunta ¿Qué le paso al buen cine? ¿Se acabaron las buenas historias? ¿Son acaso guionistas flojos sin imaginación? Ó lo otro que también es muy probable sea el caso, es que los actores que tenemos hoy en día ya no dan el ancho y llenar el espacio que poco a poco están dejando libre los grandes como Nicholson, Pacino, De Niro, Hoffman entre otros, sea muy difícil de llenar ó puede ser que ahora cualquier idiota sea llamado actor de buenas a primeras.
Sin desviarme más del tema ¿genialidad o locura? en verdad son conceptos tan distantes, contradictorios ó acaso sucede como con el amor y el odio, la línea que los separa es tan delgada que no se sabe cuando será traspasada en un vaivén interminable, como una danza misteriosa en la que siempre se esta apostando la cordura. ¿Pero quien es cuerdo? Con que vara medir este parámetro tan subjetivo.
A un paso de ser el más loco del mundo; ahora puedes ser llamado el más grande de los genios.
Si algo nos ha enseñado la historia es que todos aquellos que se atreven a imaginar, pensar, soñar y arriesgarse en un momento determinado son locos de atar para más tarde dar paso a un genio sin igual. Analizar si se esta loco, se es diferente ó simplemente un genio tiene muchas variables que dependiendo del ojo verdugo el resultado de la ecuación puede variar.
Siendo honesta para mi genio, loco son sinónimos, y la verdad es que no me molesta que me llamen de cualquiera de estas formas. Prefiero ser una lunática como sólo yo puedo serlo, a ser una persona común y corriente sin nada que decir.