Para 1968, el cine se había comenzado a abrir a ciertas temáticas, y el sexo fue una de ellas. Por ello, el director Roger Vadim decidió probar suerte adaptando a la pantalla el cómic Barbarella, uno de los más fuertes temáticamente de aquellos tiempos. La historieta tenía por sí misma una gran cantidad de elementos surrealistas, que se vieron aumentados cuando el director incorporó elementos de pop art. Para el papel principal, se eligió a la actriz Jane Fonda, que tuvo un lazo tan fuerte con el director, que antes de que terminara la filmación estaban casados. En su momento, se e califico como una cinta demasiado fuerte por sus escenas, aunque en retrospectiva, puede resultar incluso hasta inocente. Actualmente, es una cinta de culto por excelencia.