Blindness, Nuestra ceguera plagada de luz...

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Blindness (Ceguera) Canadá, Brasil, Japón ( 2008)

  • Dir: Fernando Mireilles
  • Reparto: Julianne Moore, Mark Ruffalo, Alice Braga, Danny Glover, Gael García Bernal

[rating:4/5]

Debo confesar que esta reseña no es del todo objetiva. Está marcada por la compleja relación personal que tengo con la novela "El ensayo sobre la ceguera" del Premio Nobel de Literatura José Saramago. Quizás por lo dramático de la trama, o por el retrato descarnado de la miseria humana, o simplemente porque pone en el centro la tragedia de la ceguera, un drama que quien tiene la suerte de superar, entiende que nunca más puede volver a el mundo de la misma manera.

Ser ciego es uno de los temores comunes para la mayoría de las personas. Dejar de ver representa para muchos, cerrar la puerta principal de la percepción. No ver es no tener presente, no encontrarse, no recordar. Perdido en el mundo y sin tener siquiera tu propio reflejo como consuelo. ¿Qué pasaría si dejaras de ver de un momento a otro? ¿qué estabas haciendo, qué fue lo último que viste? ¿qué es lo que hay que aprender de nuevo? y sobre todo la pregunta que genera más curiosidad ¿qué se siente? No se siente nada. Es justo como le vemos en pantalla y como lo describe Saramago: una nube brumosa como de leche, tan fantasmal como tu nueva condición.

El argumento central de Blindness empieza a partir de esas preguntas: una epidemia de ceguera sin cura y sin motivo aparente, empieza a esparcirse entre la población. Entre los nuevos ciegos hay de todo, pero en general lo único que tienen en común es la ceguera y el trato inhumano del que son objetos. Pronto nos damos cuenta que la ceguera es el detonante, pero no la peor de las cosas que pueden pasarnos. Paradójicamente, lo ciegos son confinados, abandonados y encerrados, justo en el lugar donde los sanos no quieren verlos. El asunto se desborda, el caos reina, la miseria humana se reproduce con la misma velocidad que la epidemia se propaga.

Pero hay dos profundos mensajes en medio de la desolación. Dejar de ver no significa dejar de sentir y hace mas daño el olvido y el abandono que la propia ceguera. Es más discapacitante ser ciego al dolor y al sufrimiento.

Mireilles lo comprende y la plasma en su adaptación. Respetando el ritmo con el que el relato está escrito, logra mostrar la luz interior, la luminosa ceguera que nos obliga a mirar hacia nosotros mismos. Sí, en etapas críticas podemos sacar lo peor de nosotros mismos, pero también encontrar nuestra mejor imagen. Esa - que de tan luminosa- solo nosotros podemos ver.

Lo mejor:

  • La universalidad del relato hace posible la diversidad. Un gran acierto incluir diferentes acentos, razas, nacionalidades, humanidad en genral, al fin y al cabo. Una ciudad cualquiera, marcada por la pluralidad, es el escenario visual que nos propone Mireilles.
  • Esta diversidad en la elección del elenco resulta más que acertada. No hay papel pequeño o grande determinado por el nombre o la publicidad. El currículum se olvida en medio de la maraña de roles que cada uno de los personajes tiene que jugar.
  • La imagen fílmica de la nube blanca que va ocultando el campo visual, es justamente como se describe en libro y como sucede en la realidad. ¿Alguien quiere saber qué se siente?...eso. Eso se siente.
  • A los fans de Gael les gustará saber que hace un muy buen trabajo. Personalmente, es de lo mejor que le he visto.
  • No hay concesiones ni treguas al contar la historia. El ritmo trepidante del relato logra llegar a la narración fílimica siendo - supongo- una de las condiciones indispensables para que la historia impacte de manera tan profunda.
  • No extrañas el libro de manera determinante. Y no hace falta haberlo leído.

Lo peor:

  • El tema es muy difícil de digerir. Reacciones de todo tipo entre el público te hace pensar que no hay que verla si estás deprimido. Y de hecho debo confesar también que hacía mucho tiempo que una película me hacía llorar.
  • Hay giros dramáticos que no fueron bien entendidos de manera visual. Quizás las reacción de los personajes se comprendiera mejor con énfasis en la frases contundentes y la descripción de la expresiones que Saramago regala en la novela.
  • Extrañé mucho el espíritu del final "ciegos que viendo no ven." No lo encontré en ningún lado.