Buscando a Dory es prueba concluyente de que hay tal cosa como una generación joven y vieja a la vez. Y en cuanto al cine de Pixar, joven, vieja, y paranoica. En el mundo de la ficción, la trama de Buscando a Dory ocurre sólo un año después de Buscando a Nemo, pero para algunos, es más de una década. Y es difícil no sentirse nervioso, atemorizado porque las infancia de un grupo sea transportada hacia otro, en una versión distinta. Lo peor que podría suceder, en corto o largo plazo, es que una nueva generación de espectadores sólo identificara al estudio de John Lasseter y Ed Catmull por Cars.
Pero es difícil saberlo, y mientras tanto, Buscando a Dory es lo que hay. Y es probable que la ansiedad de todos los que vieron Buscando a Nemo en primera instancia se haya trasladado al equipo detrás de esta nueva cinta, aún cuando el director de ambas - Andrew Stanton - está a la cabeza. ¿Qué se puede contar, que no se haya contado antes? Marlin y Nemo ya están juntos, y Dory sigue tan olvidadiza como siempre. Aquel olvido sirve como punto de partida para explorar su origen, fragmentado en anécdotas de sus padres y una soledad, resultado de su constante olvido, que la empuja a la historia ya conocida de Buscando a Nemo.
Hasta que eso deja de ser suficiente. Un día, Dory recuerda haber perdido a su familia, y la ansiedad por encontrarlos de nuevo es suficiente para superar su condición de olvido… o casi. Terminada la primera ronda de gags respecto a ese tema, Dory, seguida de un Nemo curioso y un Marlín preocupado, llega a la superficie y es capturada por un par de humanos. Una menos, una búsqueda que iniciar a lo largo del océano… Si solo hubiera una película con una trama similar.
Stanton no tarda en reconocer y - en cierta medida - apagar los recuerdos y las comparaciones. Las aventuras de Marlin y Nemo por rescatar a Dory del Instituto de Vida Marina (un “hospital para peces” según un par de leones marinos que encuentran a Nemo y Marlín) toman un segundo plano frente a la relación de Dory con el nuevo entorno a su alrededor, en gran mayoría protagonizado por Hank, un pulpo enfocado en partir a una exhibición acuática del instituto en Cleveland, y sin ningún deseo de regresar al océano. La comedia entre ambos personajes, propulsada por el constante olvido de Dory y la creciente neurosis e Hank es hábilmente interrumpida por momentos donde Dory recuerda un fragmento de su origen, que le permite avanzar a su objetivo. Estas “pistas” narrativas están astutamente colocadas, mantienen a la trama en una dirección entretenida, y alejan a Buscando a Dory de convertirse en un evidente regreso a su precuela.
Pero más impresionante aún es lo que Stanton y su equipo consiguen a un nivel temático. Steve Jobs, fuerte influencia durante la fundación y vida de Pixar, decía que la verdadera dificultad con las cintas del estudio era crear historias para los niños y los padres de los niños. Estructuralmente, Buscando a Dory si es distinta a Buscando a Nemo: La acción ocurre en menos lugares, hay menos personajes, y la trama se soluciona en una de las secuencias más exageradas e hilarantes que el estudio ha producido. Pero antes de eso, Buscando a Dory se mete en sospechas complejas de explicar a su audiencia inicialmente infantil. Sin embargo, se logra, a través de la animación y el doblaje generalmente en punto. Al final del día, Buscando a Dory es Pixar haciendo aquello que lo ha definido por muchos años de la mejor manera posible: Narrando una extraordinaria búsqueda de identidad.
https://www.youtube.com/watch?v=UGWv91YZua4
Buscando a Dory
- Dirigida por: Andrew Stanton y Angus MacLane
- Guión: Andrew Stanton, Victoria Strouse y Bob Peterson
- Producción: Lindsey Collins
- Voces en inglés: Ellen DeGeneres (Dory), Albert Brooks (Marlin), Ed O’Neill (Hank), Kaitlin Olson (Destiny), Hayden Rolence (Nemo), Ty Burrell (Bailey), Diane Keaton (Jenny), Eugene Levy (Charlie), Sloane Murray (Young Dory), Idris Elba (Fluke), Dominic West (Rudder)