Carol y la interpretación de la libertad

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Carol, la última cinta de Todd Haynes, y una presencia más en la actual temporada de premios, es un buen ejemplo para los placeres y razones de ser para el análisis cinematográfico. Es, como podría decirse de quizás todas las películas, acción y significado.

Cate Blanchett en Carol
Cate Blanchett en Carol

Primero, la acción: Carol retrata las vidas de Therese Belivet (Rooney Mara) y Carol Aird (Cate Blanchett), dos mujeres con un destino doble: por un lado, el destino social, y por el otro, el posible destino emocional, el encuentro inesperado de un amor genuino. El destino social ya es un elemento común en la obra de Haynes, con cintas como la excelente Lejos del Cielo. En esta historia, Therese está de camino a una vida de aparente control por parte de su novio, Richard (Jake Lacy), cuya razón de ser parece estar únicamente compuesta de realizar un ansiado viaje a Europa con ella, y planear el resto de una vida mutua. El interés y el talento fotográfico de la joven chica, que retrata imágenes cada vez que puede con su pequeña cámara, es secundario: es interesante, entretenido, incluso podría terminar en una oportunidad de trabajo (aunque Richard no es el responsable de tal propuesta). Pero la realidad es que, como la gran mayoría de las mujeres en 1952, no tendrá una carrera independiente. Más bien, a la espera de matrimonio, puede trabajar en cosas “femeninas”, como vender artículos en una enorme tienda, durante Navidad.

Rooney Mara en Carol
Rooney Mara en Carol

Es ahí donde conoce a Carol, quien intenta salir del camino que Therese podría comenzar. Probablemente, Carol atrajo a un buen sector de hombres durante su juventud. Quizás vendió artículos en una tienda. Quizás tuvo algún interés creativo. Pero la realidad es que Carol es, antes que nada, esposa de Harge (Kyle Chandler), y más cuando él no está dispuesto a reconocer su inminente divorcio. Es necesario que venga a la cena de Navidad, para complacer a su madre. Es necesario jugar a momentos que solo existen en memorias, para Harge, motivo de un ansía por realizarlas mil veces más. Para Carol, parte de un pasado que bloquea su libertad. Carol deambula entre amigas, cenas elegantes, y un primer encuentro con Therese, donde Haynes parecería recordar que la atracción por miradas existe en el mundo real, mucho antes de su popularización - al borde del cliché - en el cine. Aún cuando la imagen en sí puede ser relativamente predecible, el tratamiento de la misma, y el impacto que esta tiene sobre el resto de la historia, es otro.

Kyle Chandler en Carol
Kyle Chandler en Carol

Y ahí entra la interpretación. Más adelante, la historia adopta una estructura de road movie cuando Therese decide viajar con Carol por el país, abandonando a su estupefacto novio, pero esta trama es apenas un escenario para un factor más interesante: Ver a Carol como una historia de enamoramiento en términos prácticos: no una colección de eventos con progresiva tensión para llegar a las escenas más "predecibles", sino un análisis de lo que se hace para desear, ser deseado en consecuencia, y el tiempo, el enorme tiempo alrededor del proceso.

Jake Lacy en Carol
Jake Lacy en Carol

El ritmo de Haynes podría considerarse lento o aburrido, pero al igual que en La Vida de Adele, hay un motivo. Si la vida emocional toma tiempo en un contexto real, también lo puede hacer en un contexto ficticio, y más aún si Blanchett y Mara están a la cabeza. Así como se habla de Leonardo DiCapriocomunicándose casi sin palabras en El Renacido, lo mismo se puede decir de ambas actrices. ¿No es la verdadera atracción un misterio físico, al final? ¿No es un juego de miradas que se atreve a congelar el tiempo, y en donde el habla es apenas un signo de puntuación? Haynes parece creer en ello, y el resultado es, al menos para algunos, profundamente conmovedor y fascinante.

Lejos del Cielo, cinta de Haynes que ocurre en una época similar a la de Carol
Lejos del Cielo, cinta de Haynes que ocurre en una época similar a la de Carol

Pero Carol no es sólo una clase de estructura, forma y estilo. También tiene algo que colaborar al amor como tema social, y quizás, desde la ventana menos predecible. Si las relaciones homosexuales apenas han logrado abandonar el velo del prejuicio social (y a veces, depende en qué estado), las cosas sin aún más complicadas en el contexto histórico-social donde ocurre la cinta. Harge conoce los “momentos” de Carol con otras mujeres, y aunque llega a utilizar su relación con Therese para aumentar las apuestas de la trama, el motivo de su frustración (así como la del novio de Therese) no es completamente por la preferencia sexual de ambas mujeres. Aún pudiendo hablar de ese tema en un contexto social de profunda represión, Carol trata al amor de sus protagonistas como un acto de libertad: libertad sexual, libertad cultural, libertad de pasar el tiempo.

Quizás Therese prefiere a Carol, y viceversa, porque ninguna ve al encierro como un default, de la forma que si es vista en el mundo varonil de la cinta. Porque el amor creíble es un acto de paciencia, y falta de control. Ese planteamiento, esa posibilidad de interpretación por sí misma, convierte a Carol en una de las cintas más interesantes de la temporada.

Manuel Cruz

@cruzderivas