En medio de todas las estrellas glamorosas y discursos lacrimógenos, es fácil pasar por alto una de las posiciones más cruciales en los premios de la Academia. Durante décadas, los productores del Oscar han tenido bellas modelos para llevar las estatuas de oro al escenario, donde serían entregados al ganador sacudido de lágrimas.
Pero todo eso cambió en 2013, cuando los co-productores Neil Meron y Craig Zadan optaron por una nueva tradición más apropiada para los acontecimientos de la noche. El año pasado fue la primera vez que los aspirantes a cineastas llevaron este honor, y continúan este año con la ayuda de Channing Tatum.