Usualmente, un actor encarna a un determinado personaje, lo desarrolla dentro de una película o serie determinada, y después, deja esa identidad atrás. Sin embargo, hay ocasiones en que un cáracter sobrevive fuera de las pantallas, y se vuelve parte de la vida de quien lo encarnó por primera vez. De hecho, no es raro que se convierta en una carga, aunque también hay casos en que los mismos acaban disfrutando esta doble vida.
En esta ocasión, veremos cinco casos en donde el personaje acabó siendo más conocido que la persona.
Buster Keaton
Uno de los actores más reconocidos de la època de oro de la comedia muda. En todas sus películas, solía aparecer con una expresión seria e inamovible. Esta imagen resultó tan exitosa, que los estudios le hicieron firmar un contrato por el que no podía mostrar ningua expresión en público, lo que según sus biógrafos, fue motivo de serios episodios de ansiedad.
Marilyn Monroe
Todo mundo recuerda a Marilyn como el estereotipo de la chica vana y superficial, siempre alegre y coqueta. Sin embargo, la que la conocían de cerca sabían que era una mujer meditabunda, melancólica y dada a la depresión. Ella misma cultivaba esa imagen para ocultar sus verdaderos sentimientos.
Rock Hudson
Conocido como un mujeriego y seductor, era uno de los actores más populares entre las mujeres durante toda su carrera. Fue tras de su muerte que se descubrió que çel siempre fue homosexual, y que esa imagen fue creada por los estudios para mantenerlo como un galán, sl grado de que se le arregló un matrimonio para ocultarlo.
Woody Allen
Antes de llegar al cine, este actor y director era cómico stand-up, y para su acto usaba una identidad neurótica e insegura, que le funcionaba bastante para su rutina. Después de ello, la seguía utilizando no sólo con sus personajes cinematográficos, sino en su vida diaria, pues según él mismo sostenía, las mujeres lo encontraban muy atractivo.
María Elena Velasco
Actriz, directora, guionista y cineasta, se volvió popular por su personaje de la India María, que se volvió tan popular, que incluso tenía que presentarse con ese nombre, y actuar realmente como una indígena, pues de otro modo la gente simplemente no la reconocía.