La reciente serie de Disney+ The Mandalorian, ha traido de vuelta a uno de los estereotipos narrativos más recurrentes en casi todas las formas de narración, que es el dueto rudo-niño. Usualmente se trata de personajes cínicos, estoicos y mortales, a los que la presencia de un niño dentro de su vida los obliga a reencontrarse con su parte más emocional, y volverse protectores, tutores o padres.
En esta ocasión, abordaremos cinco ejemplos muy particulares de este estereotipo, cada uno con sus caracterìsticas particulares.
La relación de Riply con Newt es una de las más interesantes, pues es de las pocas en que los dos componentes son mujeres, y en donde la ruda es la que más intenta llegar a la parte emocional de la pequeña.
En esta adaptación cinematográfica del famoso manga, un samurai debe de cumplir con una promesa de sangre, pero al mismo tiempo, cuidar de un pequeño infante.
El temible enemigo de la primera cinta se convierte en protector de Connor en la secuela, y en donde ambos acaban aprendiendo uno del otro.
Esta cinta es muy inusual, pues en este caso, el rudo no sólo busca proteger a la niña, sino evitar que ella llegue a ser lo que él fue en su momento.
Tras de tomar a una niña bajo su protección, un asesino a sueldo decide prepararla para la vida, enseñándole lo mejor que él sabe hacer.
Anya Taylor-Joy asume el rol de Furiosa, en una versión descrita como la génesis del personaje.
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