Como crear una herida de bala con poco presupuesto

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En el cine profesional, cuando un actor recibe un disparo, usualmente vemos la camisa rasgarse de golpe, y un reguero de sangre salpica los alrededores, creando una ilusión muy convincente. Para una producción con menos presupuesto, el uso del petardo, los controles eléctricos y las bolsas de sangre preparadas para estallar al momento del impacto pueden ser muy caras, complejas y especialmente riesgosas, pues el calcular la explosión exacta requiere un cuidado extremo. Para esos caso, sin embargo, hay otro truco más económico, que, si bien no es tan espectacular, resulta lo suficientemente convincente para intentarlo.

Para este truco, necesitas un poco de plastilina, y la receta de la sangre artificial que ya habíamos mencionado. Debes de hacer un pequeño cuenco con la plastilina, que quepa en una mano, y lo rellenas con algo de la sangre. Después, séllalo con cuidado, de manera que nada se escape. El actor deberá de ponerla en la mano cuando se vaya a filmar la herida, tratando de no apretarla demasiado.

Al momento de que le disparen, debe de llevarse la mano violentamente al punto del impacto, que es una reacción habitual a recibir una herida de ese tipo. En ese momento, debe de oprimir la plastilina enérgicamente sobre el punto, de modo que se rompa, salpicando de una forma uniforme. De ese modo, la mancha aparece de golpe, y comienza a extenderse de una forma realista. Se prefiere la plastilina porque se rompe en más de un punto, sin estallar de modo repentino, por lo que realmente parece que la sangre estuviese brotando de la piel. La única recomendación es que, si bien puede usarse cerca de la boca - ya vimos que la mezcla no es tóxica - no debe de tratarse cerca de los ojos.