Como si fuera la primera vez. 50 first dates. USA (2004)
- Dir. Peter Segal
- Reparto: Drew Barrymore, Adam Sandler, Rob Schneider
Calificación 3/5
Esta si que va a ser una empresa arriesgada. No siento un genuino interés por las comedias románticas y de hecho es un género que veo poco, no me gusta en realidad. Pero hay en el cine una vertiente que si me parece muy interesante: el retrato fílmico de las enfermedades neurólógicas. Considero que en raras ocasiones son retratadas con fidelidad, y en muchos casos, contribuyen a crear mitos falsos sobre muchas de ellas en el imaginario colectivo.
Esa es la razón por la que vi por primera vez ésta película, y si bien creo que tampoco abona mucho a que la gente comprenda lo que es un trastorno de memoria, en realidad cumple con un objetivo mucho más interesante: abordar la relación entre los enfermos y sus familias, el entorno y la gente que se siente responsable de cuidarlos.
La película cuenta la historia de Henry( Sandler) un veterinario especializado en animales marinos, quien conoce un día a Lucy (Barrymore) una maestra de arte, de quien prácticamente se enamora a primera vista. Henry no sabe que Lucy padece de un extraño modo de amnesia a raíz de un accidente automovilístico, ella solo recuerda el día del accidente, por lo que se quedó en el 13 de octubre de 2002 y no tiene capacidad de almacenar recuerdos nuevos. Eso provoca que al otro día no recuerde que conoció a Henry, ni que hubo una atracción especial entre ellos. Ello obliga a Henry a reconquistarla todos los días, justamente, como si fuera la primera vez.
Evidentemente la trama romántica esta fundada en la situación de enamorarse todos los días como el primer día. Un asunto ya muy machacado: hay que mantener viva la llama del amor todos los días, no agotar el romance en rutinas cotidianas y ser lo suficientemente creativo para reinventarse en función de llamar la atención del otro.
Pero un asunto que - a mi juicio- provoca una reflexión todavía más interesante, es el papel del hermano y el padre de Lucy. Ellos se esfuerzan por recrearle el último de los días que recuerda sin alteraciones, fingiendo todos los días que es el 13 de octubre. Es interesante porque esa es justamente la manera en que muchas familias afrontan una enfermedad neurológica compleja: procurarle lo que consideran que el enfermo es lo que necesita, e imposibilitarlo para tomar decisiones sobre su vida y la forma en que quiere llevar su padecimiento. Un derecho que todo enfermo tiene, pero que culturalmente pocas veces se reconoce. En general, el enfermo se considera como menor de edad permanente, en un escenario que no le permite tomar decisiones y asumir sus propios riesgos, en función de su nueva condición.
Por ello, es interesante que aunque en la película Lucy no puede revertir su condición, al final si se construyen estrategias para seguir adelante a pesar de tan díficil situación. Las terapias rara vez consideran que el cerebro se reorienta dentro de sus limitaciones, siempre que se vea forzado a hacerlo. Un importante punto a favor de promover el empoderamiento de los enfermos, y de construir mejores relaciones de entendimiento entre ellos y sus familias.
Lo mejor:
- Uy! que díficil elogiar una película de éstas... pero sin embargo : La pareja Barrymore- Sandler, ya es todo un elemento exitoso para este tipo de películas. Esta no es la excpeción dentro del género.
- Dan Aykroyd tiene una destacada participacion como el doctor que explica el padecimiento. Es el momento serio del asunto y es de llamar la atención que s ehaya escogido a una toda un referencia dentro de la comedia para hacerlo.
- La enorme morsa... es muy linda de verdad.
- Los paisajes hawaianos y una excelente fotografía hacen del escenario algo muy rescatable.
Lo peor:
- Los clichés de siempre, aderezados con chistes y gags simplones
- El amor triunfa... no digo que eso sea malo, lo que creo es que lo intuyes desde los primeros cinco minutos. Y no podría ser de otro modo, es palomera y ya.