Comprar o no comprar piratería... un dilema contemporáneo

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Ayer en el diario La Jornada se publicó una interesante nota sobre el consumo de piratería en México. De acuerdo a los datos disponibles, cuesta 23 veces más caro llevar a la familia al cine (suponiendo 4 miembros por familia) que comprar una película pirata y verla en casa. De acuerdo a la nota (que a su vez usa datos de la Profeco) la ida la cine para la familia cuesta 425, contra 15 o 20 que cuesta el DVD en el mercado informal. La nota también hace algunos comparativos interesantes: ver 30 películas en un mes (una diaria) en televisión de paga es todavía más barato. Se requiere un monto de 330 pesos mensuales, además de que pueden verla, varias veces en el día, todos los miembros de la familia.

Es por ello que de los encuestados para el estudio, solo el 39 por ciento, afirma que acude una o dos veces al cine en un mes. No sé ustedes pero estos datos dan para muchas reflexiones: en primer lugar, si el salario mínimo vigente en la Ciudad de México es de $ 52.79, es claro que no alcanza más que para ir uno solo, sin contar gastos como de transporte, estacionamiento o palomitas.

Y aunque se ha señalado muchas veces el factor económico como determinante para el consumo de piratería, llama la atención que otras opciones como la renta o la televisión de paga no gocen de tanta popularidad. La industria no ha entendido que el asunto es mucho más complejo que la lucha por los pesos y los centavos, porque requiere modificar las estructuras de acceso, distribución y programación para tener estrenos recientes en las pantallas de paga o por Internet. Y la piratería en ocasiones ha sido un gran aliado en la promoción de películas, que sin embargo y a pesar de ello resultaron ser todo un éxito en taquilla. (¿Se acuerdan de Tropa de Elite?)

Por otro lado destaca que finalmente, el cine sigue siendo una opción importante para el consumo cultural de la mayoría de las familias. Razón de más para replantear una estrategia que rescate la industria, le dé opción a la informalidad y sobre todo, permita que el público siga disfrutando de la que hoy por hoy, es la expresión artística que goza de mayor popularidad.