Crítica. El Lobo de Wall Street. La tragedia en medio de carcajadas.

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El Lobo de Wall Street. La tragedia en medio de carcajadas.

The Wolf of Wall Street. USA 2013.

  • Dir. Martin Scorsese
  • Reparto: Leonardo DiCaprio, Jonah Hill, Margot Robbie, Matthew McConaughey

Es difícil pedirle a un cineasta como Martin Scorsese que se renueve, se reinvente y busque mostrar algo diferente siendo fiel a su estilo.  No obstante,  parece que Scorsese aceptó el reto,  presentando un impecable trabajo de narrativa tragicómica, que lo pone en la pelea  por los premios más importantes del cine hollywoodense, tal como si fuera el recién llegado  a la industria que busca de hacerse de un nombre respetado.

La cinta El lobo de Wall Street está basada en el libro autobiográfico de Jordan Belfort, un corredor de bolsa que logra hacerse multimillonario gracias a su dominio de la dinámica de la especulación y su talento nato para las ventas.  La cinta narra la historia de cómo la oveja se convierte en lobo, es presa de todos los excesos que brinda el dinero fácil y a montones y su consecuente caída y ruina.  Belfort es un antihéroe americano cuya historia definitivamente no valdría tanto la pena ser contada, si no fuera porque cae en las manos de un director de cine con el suficientemente oficio para hacerla atractiva, interesante y sobre todo, sumamente divertida.

Para lograr eso, Scorsese toma varias decisiones acertadas en cuanto al manejo de la trama. De algún modo, asume que todos sabemos en qué acaba. Esta no es una biopic  acerca de un noble y admirado ejemplo de vida, de un tipo con cualidades extraordinarias, o de un ejemplo a seguir, como suelen ser los personajes de la vida real sobre los cuales se hacen películas. El sujeto es un bribón, con la clase de espíritu que lo hace víctima de todo tipo de excesos y debilidades. Sin embargo, Scorsese logra que sin mostrar indicio de cualidad humana alguna, hagamos empatía con él y estemos interesados en ver su auge y caída frente a nuestros ojos.

Es así que vemos un manejo de género tragicómico en estado puro, pero actualizado al siglo XXI. Di Caprio hace un gran trabajo personificando este antihéroe del sistema americano, logrando que sintamos empatía con el personaje y al mismo tiempo celebremos a carcajadas su capacidad de ponerse en ridículo y de expiar con ello nuestros placeres culposos en colectivo.

Una  premisa básica del género es saber que es una historia de culpas y faltas- por eso es tragedia- pero contada con un humor que hace que soltar la carcajada en situaciones que bien podrían ser enormemente perturbadoras – y por eso es una excelente comedia.

Eso solo lo puede hacer alguien que tiene mucho tiempo haciendo cine y que por tanto, ninguna propuesta narrativa le representa un obstáculo. De más está decir que el asunto queda en su punto, haciendo reír al público en la sala prácticamente durante toda la cinta y  contento a la salida de haber pagado por el boleto. Muy recomendable, ojalá que haya suerte para ella en la próxima y ya muy cercana temporada de premios, ya que sin ser una película particularmente artística, merece reconocimiento por el buen trabajo realizado en ella.