Cuando la competencia se acaba

| |

La semana pasada, durante la develación de la placa donde actualmente participa Eugenio Derbez, - Una Eva y dos patanes-  se juntaron dos de los talentos de la comedia mexicana actual: Víctor Trujillo y Andrés Bustamante. Al lado de Derbez, quien aseguró que los admiraba profundamente  - ¡nomás faltaba! – el Guiri Guiri, declaró que no iría a las Olimpiadas con TV Azteca. Esta declaración marca el fin de una las participaciones más exitosas de la televisión mexicana de los últimos años y sin duda marcará la diferencia para las próximas transmisiones olímpicas, prácticamente en puerta.

 Y es que el equipo de deportes de TV Azteca se ve completamente perdido y desorientado desde que dejó sus filas José Ramón Fernández. El hombre de la polémica deportiva fue rudo competidor, un crítico constante y una piedra en el zapato para Televisa durante todos sus años de carrera en televisión abierta. A José Ramón le debemos – entre otras cosas- el formato dinámico de narración deportiva que tenemos ahora. Fue él el que se esforzó porque sus comentaristas hablaran correctamente (nada de tiritito ni zambombazo, ¡por Dios!) que deportistas verdaderos se integraran al periodismo deportivo como cronistas o comentaristas, y por supuesto, que cómicos talentosos le acompañaran en sus transimisiones.

 Su más atinada decisión fue incluir a Andrés Bustamante en su equipo. Su más aventajado alumno ( fue su profesor en la Universidad Iberoamericana) llegó a ser parte fundamental de los Protagonistas, un éxito rotundo desde su primera transmisión. La inclusión de Brozo y su posterior partida hacia Televisa no hicieron mayor mella en un proyecto que encontraba en la mancuerna Bustamente – Fernández su mayor atractivo.

 La salida de José Ramón Fernández de TV Azteca no estuvo exenta de dimes y diretes, pero supo regresar con todo en televisión de cable.  Ya se habla de que conducirá las transmisiones olímpicas para ESPN, que sin duda es una acertada decisión de la cadena norteamericana.

 El punto es que probablemente Televisa sea la más perjudicada con esta falta de competencia. La lucha por el rating de todos los años anteriores llevó a la empresa a reinventar sus transmisiones, a innovar, a invertir dinero para dar pelea a los Protagonistas. Sin ese incentivo, no esperamos nada realmente novedoso para Beijing. Televisa esta ahora situada en una paradoja similiar a la que vivieron los E.U. con el fin de la guerra fría: hay que inventarse un nuevo enemigo.