Cuatro razones por las que Kong: Skull Island será una película mediocre

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King Kong es una de las películas más importantes en la historia del cine, con una historia tan conocida que se ha vuelto parte de la cultura popular. El protagonista, el gorila gigante, Kong, es un personaje sumamente emblemático y apasionante.

Desde 1933, se han hecho siete películas oficiales sobre Kong, un par de ellas producidas en Japón y un par de ellas remakes: la versión de 1976 producida por Dino DeLaurentis, y la versión de 2005 dirigida por Peter Jackson.

Ahora se prepara una nueva versión, que más que remake es reboot: Kong: Skull Island, cuyo tráiler recién presentado en la Comic Con. ¿Pero qué posibilidades tiene la película de ser buena? No muchas, realmente, y éstas son las principales razones por las cuales creemos ello:

 

4- Es un universo compartido

King Kong 4

Originalmente, Kong: Skull Island sería un proyecto distribuido por Universal, pero Legendary Pictures decidió llevar la película a Warner Bros. (con quienes había hecho Godzilla, en 2014) para poder crear un universo compartido con Godzilla, lo que ha estado muy en boga desde que Marvel creó el suyo.

Pero realmente el único universo compartido que ha logrado ser exitoso es precisamente el de Marvel, pues estuvo bien planeado a lo largo de varios años, mientras que éste será creado al vapor, y lo que es peor, compartirá mucho del segundo Godzilla estadounidense, filme que lo único bueno que tuvo fue la actuación de Bryan Cranston ¡y murió su personaje a media película!, dejando como protagonista a Aaron “Cara de Piedra” Taylor Johnson, que actúa menos que una papa. Y del resto del elenco, ni se diga: Después de Cranston, sólo tuvieron una interpretación aceptable el trío de Godzilla y los MUTOs.

¿Y dentro de ese universo coexistirá este Kong? Dios nos libre.

 

3- No la dirigió Guillermo del Toro

King Kong 3

Había una posibilidad de que el proyecto se salvara, y fue cuando Legendary aún lo estaba planeando con Universal. En ese entonces, Peter Jackson propuso como director al mexicano Guillermo del Toro.

Del Toro sabe cómo contar historias fantásticas, y pocos dudan que su versión de The Hobbit habría sido mejor que lo que terminó siendo la maratónica trilogía de animación por computadora que realizó Jackson al regresar al proyecto cuando el mexicano renunció.

Con su oficio, Del Toro habría logrado una visión quizá macabra de un Kong en los tiempos modernos, lo opuesto al Kong clásico de Jackson, que no se puede —ni tiene caso—intentar repetir. El público busca amar a Kong, ¿pero qué pasa si también le temiéramos, como debería ser en la vida real? Se perdió una gran oportunidad de un Kong: Skull Island de Guillermo del Toro que habría sido una secuela al King Kong de Peter Jackson.

 

2- Es muy difícil trabajar con Kong

King Kong 2

Exacto, como si de un actor se tratase, Kong es un estrella que siempre le da problemas a sus directores, como eso de no querer filmar nunca la escena donde lo suben al barco para sacarlo de la isla. Eso no se ha visto ni en la original, ni en King Kong vs. Godzilla, ni en la versión de 1976, ni en la de 2005.

Y es que moverlo fuera de su ambiente cotidiano en la isla crea problemas, pues aunque lucía aterrador entre los rascacielos neoyorquinos de los treintas, las pagodas no le sentaron bien, ni tampoco el New York moderno con las ahora extintas Torres Gemelas.

Quizá por ello, de todas las películas de Kong que siguieron a su debut, la dirigida por Peter Jackson en 2005 fue la única que logró refrendar las emociones del filme original, y lo logró porque la acción fue llevada a ese mismo espacio temporal: el New York de 1933, porque King Kong es también una película de nostalgia.

Pero no podemos achacarle todo a Kong, pues también le exigen demasiado, como crecer de 8 metros (King Kong, 1933) a 45 metros (King Kong vs. Godzilla, 1962). Tras una fuerte dieta de hormonas, bajó de estatura, aunque se tardó varios años: 20 metros (King Kong Escapes, 1967), 12 metros (King Kong, 1976), regresando a sus 8 metros originales en 2005. ¡Y ahora le piden que suba a 30 metros! (y los que le falten para poder enfrentar a Godzilla).

1- A pesar del elenco, el director no está probado

King Kong 1

Una diferencia con Godzilla de 2014, es que Kong: Skull Island tiene un elenco mucho mejor, encabezado por el inglés Tom Hiddleston, a quien sólo podemos verle como negativo el que el público lo haya encasillado en Loki. Pero está reforzado con Samuel L. Jackson, que lo mismo puede aparecer en películas geniales que en basura, pero hasta la basura de Samuel L. Jackson termina siendo divertida.

Brie Larson es la protagonista femenina, y es una buena actriz (aunque es poco probable que el guión la ayude). Y además, otros dos grandes actores: John Goodman y John C. Reilly. Ah, y el Dr. Doom.

Pero el problema podría ser el director, Jordan Vogt-Roberts, quien viene del cine independiente. Con su ópera prima, The Kings of Summer, estuvo nominado al Premio del Jurado en el Festival de Sundance 2013 y tuvo gran recibimiento por la crítica.

Kong: Skull Island es su segundo largometraje, y si algo nos ha enseñado la historia de Hollywood, es que un buen director de cine independiente no siempre va a ser un buen director de cine comercial. Recuerden a David Lynch, que con poco presupuesto hace una obra maestra, y con mucho presupuesto hace Dune. O más recientemente, Marc Webb, que sólo había dirigido (500) Days of Summer, y lo contrataron para la mediocre Amazing Spider-Man quizá sólo basados en su apellido. O Noam Murro, que debutó con Smart People, y a pesar de que fue un fracaso en taquilla, le dieron la silla directorial para 300 Rise of an Empire, una de las peores secuelas modernas. Y no hay que olvidar a Josh Trank, que debutó con la excelente Chronicle y los ejecutivos de FOX pensaron que podría hacer algo bueno con Fantastic Four, y vean el resultado.

Si Kong: Skull Island logra ser buena, será gracias a los actores y a pesar del director.