De dioses y hombres. Sin más que la fe, el prudente desasosiego.

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De dioses y hombres .Des hommes et des dieux. Francia 2010

  •  Dir. Xavier Beauvois
  • Reparto : Lambert Wilson, Michael Lonsdale, Olivier Rabourdin, Philippe Laudenbach, Jacques Herlin, Loïc Pichon, Xavier Maly, Olivier Perrier

Calificación 5/5

El debate siempre estará abierto: cine premiado en festivales contra cartelera comercial. El llamado cine crítico expresivo encuentra en trabajos como éste uno de sus mejores ejemplos  del cine que gana premios, que constituye una propuesta cinematográfica a la altura del Festival que los premia y un auténtico remanso para los cinéfilos que en esta época veraniega padecen la ausencia en las carteleras de cine para adultos, ante la avalancha de los llamados éxitos del verano.

Y es que es importante comprobar que muchas cosas se aprenden viendo propuestas cinematográficas diferentes a lo que las carteleras comerciales nos tienen acostumbrados. Entre ellas, que el ritmo en que se cuenta una historia deja en ocasiones de parecer lento para convertirse en contemplativo y que el saber de antemano el final no nos exime de apreciar la belleza del trayecto que inexorable – y terriblemente también en este caso- hacia allá nos lleva.

De hombres y dioses es una extraordinaria película, basada en un hecho real, acerca del trágico suceso del secuestro y muerte 8 monjes cistercienses (de origen francés)  que residen en el Monasterio del Atlas, durante la guerra civil en Argelia de los años 90. La historia nos lleva de la mano a conocer como es la precaria vida en el monasterio, como la diferencia de creencias no obsta para vivir en armonía con un entorno hostil, y como finalmente las fuerzas intolerantes, nada tienen que ver con Dios: son absolutamente terrenales, provienen de la ignorancia, la crueldad y la cerrazón.

La película cuenta con actuaciones destacadas, encabezadas por Lambert Wilson, quien encarna al Hermano Superior del Monasterio. Seeguramente todos recuerdan a Wilson por un solo papel: el Meronvingio en Matrix 2 y 3.  Sin embargo, su capacidad actoral  en esta cinta rebasa por mucho a su interpretación más famosa.

Lambert hace una interpretación sobresaliente, encarnando el prudente desasosiego. Su liderazgo  basado en la sabiduría y la autocontención, permiten al espectador desnudar a un personaje que va inteligiendo su destino, y al saberse impotente de acción o elección, al final, solo cuenta con la fe y a ella se entrega. No es  mártir al estilo clásico, es un hombre que echa mano de lo que dispone para aceptar su destino y el de sus compañeros, un claro ejemplo de lo que de verdad significa la confianza en Dios, en lo divino, en cualquier Dios que entendamos más como un refugio para el alma o la coherencia del espíritu, antes que una deidad para adorar en un altar.

La cinta tiene tomas fotográficas muy hermosas, combinadas con escenas de cantos por los monjes, lo que hacen de la película una experiencia artística, a pesar de tratar temas tan terribles como el terrorismo, la guerra civil o la intolerancia religiosa. Todo un ejemplo de un tipo de hacer cine, que casi se nos va en medio de tanta propuesta comercial. Muy recomendable.

Lo mejor:

  • Nos llega con retraso de más de un año, pero es una suerte poder verla en una pantalla de cine.  Estará en la Cineteca todavía este mes.
  • Las dos escenas donde deciden si irse o quedarse, son interesantes porque con un estupendo trabajo interpretativo captamos el conflicto  interno de los personajes y el proceso que los lleva a tomar distintas decisiones en su momento.
  • Vale la pena resaltarlo. Todas las escenas de los cantos en la capilla son sublimes. Escenas contruidas con mucho sentido artístico pero también místico y espiritual.
  • La escena del helicóptero. Un claro ejemplo de como cerrar las filas al mal desde el fondo del alma, dominando el miedo y la angustia.
  • La cena de navidad. El lujo dentro de la precariedad, el verdadero festejo.

Lo peor:

  • Que finalmente nos llegue tarde y haya pocas oportunidades de verla. Taquilla sobre calidad, siempre es de lamentarse, tras su casi inadvertido paso por la cartelera comercial.