El 2011 y el horror… el horror.

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El Rito

El Rito

 

Los amantes de lo “creepie” sabemos de antemano que el género de horror en el cine rara vez es prioridad para los estudios y en general, es visto con cierto desdén, como si fuera un tipo de historias de segunda categoría. Sin embargo, las historias de horror en el cine son tan antiguas como el cine mismo, siendo quizás por ello un poco decepcionante que no cuenten con el apoyo y el espacio que merecen.

En los años recientes, hemos visto un curioso fenómeno que merecería incluso reinterpretar lo que el cine de horror representa en la industria contemporánea. Miedos antiguos y arcaicos han sufrido intentos variados de actualización a la luz de nuevos y mejores efectos especiales, pretendiendo probar en variadas ocasiones  que una experiencia terrorífica podría serlo aún más si va aparejada de una visión perturbadora mejor lograda de lo que lo fue en el pasado. La experiencia nos muestra que no es así, y que me realidad, el cine habrá avanzado mucho en perfeccionamiento técnico, pero lo central – que es la historia- en realidad nos remite a miedos primigenios, que por muchas razones no evolucionan en las propuestas actuales.

El 2011 no escapa mucho a esta tendencia, y nos trajo al menos una decena de películas destacadas, pero ninguna realmente memorable. Propuestas gastadas y secuelas predecibles es de lo que más se presentó durante el año aún y cuando muchas de estas propuestas venían avaladas por nombres destacados y por promesas taquilleras, pero al final, la verdad es que vimos más de lo mismo.

Scream 4

Entre las secuelas, gran expectación causó el poder ver  en pantalla Scream 4 (Wes Craven, 2011), un clásico ochentero -que además dio origen a uno de los disfraces más populares de Halloween- y que se anunciaba como una verdadera secuela. No obstante, la verdad es que la película en cuestión,  toma elementos de la ya clásica y conocida primera parte, el elenco original y construye una historia que no es muy distinta -en realidad es la misma- con dos giros de tuerca que por un momento parece que la salvan de parodiarse a sí misma, sin conseguirlo del todo. Es de hecho, más parodia que secuela, y eso hace que a más de un amante de la franquicia original sienta que le faltó algo al salir del cine.

Otra esperadísima secuela es Actividad Paranormal 3 (Henry Joost, 2011) , que aún pretendiendo ser una precuela -y que en realidad debería llamarse “La verdadera historia del demonio y las niñas”- termina por ser una película muy regular dentro del género, y mostrarnos objetivamente que el tema y el éxito que suponía explotar esta historia está prácticamente agotado.

En el ámbito de algunos de los remakes la cosa no mejora mucho. "Noche de Miedo" ("Fright Night/ Craig Gillespie, 2011) un remake de “La hora de espanto” no consigue ni siquiera que los fans de la primera se interesen en pagar por verla. En este rubro sin embargo, también están dos películas que se podrían incluir en lo mejorcito del año, por razones muy diferentes.

Noche de Miedo ("Fright Night")

 

La primera No temas a la Oscuridad (Troy Nixen, 2011) que consigue bajo la asesoría de Guillermo del Toro, una aceptable relectura de un clásico televisivo de los ochentas. La película original filmada para la televisión en 1973, dirigida por John Newland, era francamente aterradora.  Sin efectos digitales, la pequeñas criaturas que salían de la chimenea, – y que tenían como cabeza de calabaza- eran el perfecto ejemplo de criaturas extrañas y malvadas que pueden acecharnos desde los sitios que pensamos mas familiares y comunes.

Sobre todo, la original mantenía todo el tiempo un aire oscuro, sombrío y aterrador. El punto es que la película original (una película simple, hecha solamente para televisión) lograba lo que Nixon no logra mantener en esta cinta a pesar de contar con la asesoría de Del Toro y del gran Mike Elizalde en el diseño de los pequeños monstruos: nunca llega a ser lo suficientemente asfixiante para ser aterrador. Sin embargo, para toda una generación que nunca vió “Misterio en su casa” por el canal 13, el experimento puede ser muy interesante.

El segundo remake que se salva de estar en la lista  de lo peor del año en materia de horror, es La Cosa del otro mundo (Matthijs van Heijningen Jr., 2011) que logra hacer de este gran clásico del cine de clase B un producto decente y bien contado. Con pocos hilos sueltos, un manejo inteligente del presupuesto y un muy interesante epílogo a la final, logra una película que resuelve con cierta dignidad el reto de abordar un tema que no es en modo alguno novedoso si de terror y/o ciencia ficción se trata.

"La Cosa del Otro Mundo"

Finalmente, toca el turno a las historias nuevas, o pretendidamente originales. La verdad es que ninguna lo es del todo, porque parten de clichés que conocemos hasta la saciedad y que terminan por decepcionar a todos los que nos gusta pagar un boleto para que de verdad nos asusten.

En este caso están La Noche del Demonio (James Wan, 2011) y Exorcismus (M. Carballo, 2010) y el Rito (Mikael Håfström, 2011)

En el caso de la primera, la película resulta una combinación de elementos sobreexplotados del género hasta la saciedad: casas embrujadas, posesiones, médiums salvadores y la lucha por salvar un alma inocente – en este caso un pequeño niño con habilidades extrasensoriales- es de lo que se compone la historia, centrada en una familia que de pronto conocerá el horror y la maldad verdadera sin saber como luchar contra lo que no conoce. Nada nuevo en realidad: entre “El Horror de Amytiville” y “Haunting on Conneticut”, transcurre la primera parte, hasta que el asunto empeora y es necesario traer una medium para que libere al niño. Es entonces que llegamos a “Poltergeist”, aunque en este caso el perdido en una extraña dimensión del más allá es un niño, y quien entra a rescatarlo es su padre. Más de lo mismo, y ni siquiera reinventado.

Por lo que toca al cine de posesiones, es claro que el demonio hizo de las suyas. El rito, logra entradas de taquilla debido al muy desafortunado incidente en la entrevista que López Dóriga le hace  a Anthony Hopkins, pero la verdad es que la cinta es bastante mala, solo vimos mas de lo mismo. Finalmente el Rito, como premisa que nos prometen desde el título, nunca es el tema central de la película. Pero eso no es todo lo que la hace una propuesta mediocre. Inconsistencias graves en las fechas, efectos especiales que creímos superados (¿de verdad Hopkins necesitaba maquillaje y pupilentes para hacernos creer que es la encarnación del mal? no lo creo) y sobre todo, nunca un tratamiento sólido teológicamente hablando, hace que dudemos de la veracidad de lo que nos vendieron como  “basada en hecho real”

En el caso de Exorcismus, el asunto es todavía peor - aquí ni siquiera tenemos un actor de la talla de Hopkins. La cinta tampoco ofrece nada nuevo, más que la prueba de que el cine es ya una actividad que puede realizarse con equipos de trabajo multinacionales. Cliché tras cliché, vemos todos los elementos del cine de exorcismos, sin que realmente se ofrezca una relectura interesante en la pantalla.  Con los efectos de siempre –levitación, voces monstruosas, vómitos (bueno, estos no son verdes, eso sí)- la cinta va directo a todos los lugares comunes que sabemos, además los personajes  no están lo suficientemente bien construidos como para que sus motivaciones parezcan lógicas o creíbles y en general, es una propuesta de esas que parecía que daba para más, pero termina quedándose a mitad de todo.

 

Exorcismus

En general, un mal año para el horror, después de una revisión por  las cintas que generaron mayor expectativa. Quizás lo que nos urge es volver a lo básico: una buena historia, con algo de arte al intentar contarla, es quizás lo único que se necesita para inspirar horror… el horror en serio. Por supuesto, no perdemos la esperanza de ver algo así en el año venidero. Nunca hay que perder la certeza de que de verdad no lo hemos visto todo, ni de que no hemos podido superar nuestros más profundos e inquietantes temores.