Este aspecto del cine es uno de los más antiguos, pues nació prácticamente junto con la industria, aunque fue sólo hasta hace poco tiempo que se convirtió en parte importante de la misma. Básicamente, se trata de las ideas preliminares de lo que serán los vestuarios, escenarios, maquillaje y, más recientemente, las criaturas que se utilizarán en una cinta.
Uno de los aspectos más interesantes de esta práctica, es que se comenzó a usar mucho antes de que tuviera un nombre. Usualmente las hacían las diseñadoras de vestuarios, los maquillistas o escenógrafos, y se trataba generalmente de bocetos muy elementales, que eran desechados en cuanto se tenía la idea definitiva. En algunos casos, en especial durante la época de los cuarentas, se solían hacer como guía para los diseñadores de vestuarios y maquillajes, para lograr dentro de un equipo un objetivo unificado.
El arte conceptual, con ese nombre, nació durante la década de los sesentas, cuando los primeros directores independientes comenzaron a buscar patrocinadores para sus cintas. Usualmente, el arte conceptual era para venderle una idea a los posibles interesados, por lo que se les comenzó a hacer más detallados y con mayor calidad, y eran conservados por ese mismo valor.
Desde los ochentas a la fecha, el arte conceptual, además de seguir siendo una herramienta para conseguir patrocinadores, es una forma más de mercadotecnia, pues la presentación de los mismos hace que los espectadores potenciales se mantengan interesados, pero sin revelar demasiados detalles del producto final, pues se entiende que éste tipo de trabajos no son necesariamente la versión final.
De los bocetos hechos apresuradamente en hojas de papel, a los trabajos detallados que se tienen actualmente, ha pasado mucho tiempo, y los cambios que se han notado son enormes.