El deux ex machina

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Este es un recurso narrativo surgido durante el teatro griego, pero que ha permanecido vivo en prácticamente todos los medios, incluido el cine. Básicamente, cuando en las antiguas obras griegas de teatro el conflicto llegaba a un nivel que era imposible de resolver, usaban una máquina de poleas para hacer descender un actor que, simbolizando un Dios, resolvía todos los problemas de forma casi mágica. A partir de ahí, el nombre se conservó para todos esos casos en donde algún elemento externo y sorpresivo viene a arreglar la narración. En el cine, de hecho, se le suele llamar "La Caballería", originado de las peliculas westerns, en donde el arribo de esta fuerza militar era lo que usualmente salvaba el día.

El deux ex machina actualmente suele tener muchas formas de manifestarse, dependiendo del tipo de cinta y el nivel de verosimilitud. En algunos casos, es la aparición de una pista que era necesaria para resolver un misterio, que prácticamente la cae en las manos al protagonista, mientras que en otros, es la aparición de una persona o elemento que salva al mismo cuando está prácticamente a un paso de ser derrotado. Es desde el arma en el suelo que logra recoger, o el viejo cliqué de la chica que es noqueada por el villano, para luego recuperarse y dispararle por la espalda cuando está a punto de matar al héroe.

Un deux ex machina puede ser un buen elemento narrativo, o una forma cómoda de resolver un guión poco consistente, depende de que tan bien lo manejemos. Mientras se algo plausible, y no demasiado alejado de la realidad, es posible usarlo, mientras no abusemos del mismo.