Una filmación de cierto tamaño, incluso sin llegar a ser una superproducción, requiere de una gran cantidad de gente, para asegurarse de que todo funcione bien, y las cosas marchen de manera fluida. Y muchos de ellos, resultan al final completamente invisibles, pues si su trabajo está bien hecho, no se notará lo que realizaron. Entre estos profesionales, está el llamado dolly grip.
Durante la filmación, el camarógrafo debe de estar atento a las tomas, el movimiento de la cámara y los ángulos necesarios, por lo que muchas veces no puede estar atento a su propio movimiento. Y si a eso le sumamos que, en ocasiones, debe de montarse en aparatos que requieren de su propio movimiento, las cosas resultan más complicadas. La labor del dolly grip es encargarse del movimiento de la cámara de forma independiente de la toma. Dependiendo del tipo de escena, éste será desde mover el dolly a una cierta velocidad, bajar o elevar las grúas o despejar el área mientras se hace una toma. Incluso en el caso en que el camarógrafo use una steadicam, el grip debe ir a su lado, indicándole con suaves señas de toque donde hay algún obstáculo o por donde moverse, pues recordemos que la vista del primero está siempre en el visor.
Aunque parece una labor sencilla, requiere de un timing extraordinario, y una gran coordinación entre caparógrafo y éste, pues un movimiento fuera de velocidad, o que no sea uniforme, puede arruinar la toma por más cuidado que se esté poniendo. Ante esta perspectiva, podemos entender el porqué su labor es vital en el escenario, a pesar de lo poco que se le valora cuando la misma llega a la pantalla.