El falso antagonista

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Para que una historia funcione, siempre es necesario que exista un antagonista, pero contra lo que se piensa, no siempre es tan obvio como se pudiera imaginar, no es siempre tan claro como uno podría imaginarse. El falso antagonista es un recurso muy utilizado en varias cintas, y es usualmente una de las formas más eficaces de sorprender al espectador.

Una de sus formas más usuales es el falso aliado, que es un personaje que puede parecer amistoso  para el protagonista, o incluso  parecer irrelevante para la historia, descubriéndose en algún momento como la inteligencia tras de todo el plan. Hans, de Frozen, es uno de los ejemplos más claros.

En otros casos, el villano puede ser la doble identidad de un personaje, o alguien obligado a actuar de determinada manera, o incluso que esté actuando de forma inocente, sin saber que estaba provocando un desastre. Te Fiti en Moana es uno de los casos más claros.

En otras historias, el antagonista parece ser muy claro, sólo para descubrirse que él es sólo un villano secundario, y que tras de él, había uno mucho más poderoso, que era quien jalaba los hilos. David y Max, de Los Muchachos Perdidos, son un ejemplo muy claro.

Es común también un aliado que realmente esté apoyando al protagonista contra el villano, pero ocn un propósito egoista, y que en cuanto el antagonista principal esté derrotado o en un momento débil, él aproveche para traicionar a su aliado y tomar ventaja. Burke de Aliens es un caso claro.

Y uno de los menos usados, pero más sorpresivos, es cuando un aparente enemigo en realidad estuvo apoyando al protagonista en todo momento, actuando como una ayuda escondida. Severus Snape en Harry Potter es uno de los casos más claros.

Existen multitud de variantes, incluso entre estas categorías, y seguramente el lector conoce algunos de ellos.