La premisa básica de la nueva cinta 2012, parte de las profecías mayas que marcan que, el 21 de diciembre de ese año, se generará un enorme cataclismo que acabará con el mundo. Curiosamente, si bien ésto tiene una base real, en realidad está tremendamente exagerada.
Como todos sabemos, el sistema maya estaba basado en el 20, y muchos aspectos de su vida se regían por el mismo. Dentro de su sistema calendárico, existía una unidad que se llamaba el katun, compuesta por veinte años. Veinte katunes hacían un b'ak'tun, que conformaban el llamado calendario largo maya. Para esta civilización, era sólo un sistema de medida más, sin otro significado que el marcado de sus principales eventos.
En la década de los ochentas, un grupo de entusiastas del New Age anunciaron que vivíamos el b'ak'tun número 13, número cabalístico en Occidente, y que el final del mismo marcaría un cambio importante de la civilización. Ellos lo consideraban como una ascensión de la conciencia humana, pero para mucha gente que supo de esa declaración, significaba el fin del mundo. El cambio de fecha sería precisamente el 21 de diciembre del 2012.
De hecho, la fecha es exacta de acuerdo al calendario maya, pero en realidad, para ellos no implicaba nada, tan es así que había pasado anteriormente sin ningún desastre. De hecho, la interpretación particular viene de una mixtura de dos tradiciones numerológicas, con ninguna relación real. Así que señores, podemos esperar tranquilos, pues es un desastre que no llegará a ocurrir.