El final de Horas Contadas puede ser conmovedor. Y eso es un problema.

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Los últimos minutos de Horas Contadas, cinta de Craig Gillespie producida por Disney, presenta tres elementos lindos: luces, actores, y música. Miriam (Holliday Grainger) espera la llegada de su prometido Bernie (Chris Pine) después de que este ha ido a rescatar una tropa de marineros de una gran tormenta, en su misión más grande y peligrosa como oficial de la guardia costera. Sus miradas esperanzadoras llenan el cuadro, y la música de Carter Burwell los arrastra como la corriente, hasta que finalmente se encuentran, y se besan como en las películas de hace 60 años. Lo conmovedor de la escena puede adquirir sentido, precisamente porque esa clase de besos se han visto antes, en muchos momentos. Es una imagen tan común, que puede llevar un peso emocional desde antes. Pero es interesante entender, a riesgo de sobre-analizar, por qué esa secuencia es conmovedora, y si debería serlo, en este año particular del cine de Hollywood.

Chris Pine en Horas Contadas
Chris Pine en Horas Contadas

Antes de eso, hay que retroceder, hasta el inicio de la cinta. Bernie espera afuera de un pequeño diner donde ha quedado de verse con una cita misteriosa. Bernie ha hablado con esta chica durante semanas, y nunca la ha visto (confirmando que, aunque la forma de Tinder cambie con los años, su principio es inamovible) ¿Cómo se verá está mujer misteriosa? La duda se rompe segundos después, y la relación entre él y Miriam comienza con el mismo patrón de emociones que su encuentro al final de la cinta. Estas decisiones funcionarían aún mejor si Horas Contadas fuera una historia de romance nadando en la nostalgia de su época (los eventos de la cinta ocurren durante los años 50), pero la cinta toma un cambio de género que, pese a ser verosímil en su ejecución (incluyendo efectos especiales realistas, no como la ya mencionada Dioses de Egipto le falta algo: una concientización en medio de la nostalgia.

Casey Affleck como el capitán de una nave en peligro
Casey Affleck como el capitán de una nave en peligro

Poco después de aceptar la propuesta matrimonial de Miriam, Bernie se entera de una enorme tormenta que no sólo está afectando al pequeño pueblo donde vive, sino también al resto del mar. Parte de la guardia costera ya consiguió rescatar a un barco, pero aún así, Bernie y su pequeño equipo recuerda con dolor el destino de un barco que no pudieron rescatar. Sabiendo eso, una oportunidad de redención se presenta al descubrir que hay otro barco en peligro, comandado por Ray Sybert (Casey Affleck), un sujeto irónicamente relajado para su actual circunstancia, pero profundamente calculador: la tormenta ha creado una fuga de agua dentro del barco, y se están hundiendo con velocidad. Después de un intenso debate entre la tripulación, Sybert decide encallar el barco y esperar, sin ninguna evidencia de ello, aunque llegue el rescate. El equipo de Bernie.

Holliday Grainger en Horas Contadas
Holliday Grainger en Horas Contadas

Esta no es ni la primera ni la última cinta de acción que hace Disney, y en consecuencia, hay una serie de elementos que se pueden notar desde antes: Los efectos especiales son de primer nivel, y las confrontaciones de el barco y la pequeña lancha de Bernie con el devastador océano funcionan. Horas Contadasfunciona, es cine que sigue una fórmula. El debate aquí es que quizás la fórmula no está actualizada, y eso ni siquiera es exclusivamente una cuestión de época. En 1958, mucho antes de que Leonardo DiCaprioKate Winslet y James Cameron hicieran historia con Titanic, se estrenó A Night To Remember, cinta sobre el hundimiento del Titanic. El evento real no estaba cercano a la época de la cinta, pero relatar la tragedia es sólo un punto de enfoque que esta tiene. ¿En dónde está la tragedia del Titanic, si no es en la gente a bordo? ¿En una variedad de individuos y familias, líderes y subordinados, y las situaciones que encuentran o generan para sobrevivir, más cuando la realidad que los rodea señala lo contrario? A Night To Rememberes una cinta de personajes en circunstancias. Sus efectos especiales no serán tan increíbles como los de Horas ContadasTitanic, pero quizás ese nunca fue su objetivo inicial.

Eric Bana en Horas Contadas
Eric Bana en Horas Contadas

Y tampoco tendría que ser el de Horas Contadas. Resulta que algunas películas ofrecen una dualidad. Las escenas de besos en Casablanca importan porque son una expresión de los personajes, pero las escenas de besos en Horas Contadas son sólo un destilamiento técnico. Los personajes no tienen que ser necesarios en una película, nada es genuinamente necesario. Pero no sería una mala decisión hacerles caso. Negar, o por lo menos no esforzarse mucho en esta idea devuelve una cinta como Horas Contadas: Una sucesión de eventos correctamente narrada, pero que pierde interés por consecuencia de personajes uni-dimensionales: el buenoel capitánla joven noviael mastodonte tatuado al que le dicen “viejo”el cocinero gordo… ¿alguien tiene ganas de sacar la lotería marina?

Lo más curioso es que Horas Contadas está basada en una historia real, de cuyo libro se adaptó el guión. Quizás ahí, sin el límite temporal de 120 minutos, exista un desarrollo de personajes, empezando porque estos fueron personas. Aún así, ¿por qué no habrían de serlo en una película? El cine debería aspirar a ser una serie de universos particulares, y en muchos casos lo ha logrado: El tema no es si Star Wars se asemeja a las teorías de Joseph Campbell, el tema es que Chewie es un personaje memorable. No introducir desarrollo emocional de personajes en una adaptación basada en la realidad, o suponer que este no importa porque el público ya conoce la historia real, es un acto de flojera, incluso una negación de aquello que hace especial al cine. Lo más triste es que puede ser una tendencia regular, aún cuando los guionistas responsables tengan una buena trayectoria. Le ha pasado a muchos, incluso a innovadores escribiendo sobre innovadores, pero el triste y curioso caso de Steve Jobs es otra historia. Películas como Horas Contadas flotan en un inmenso mar, pero al verlas de cerca, no son más interesantes que una lata de atún.

Manuel Cruz

@cruzderivas