El llamado giro argumental es una forma narrativa surgida de la literatura, pero a la que el cine le ha sacado más partido. Básicamente, consiste en llevar al lector/espectador en una línea clara y definida, para de pronto cambiar bruscamente la dirección de la misma, rompiendo de golpe las preconcepciones. Los medios visuales tienen la ventaja pues, en la literatura, el describir una cierta situación llama la atención del lector, pero en el cine es más fácil que ciertos detalles pasen desapercibidos, hasta que todo se hace evidente en un solo movimiento.
Los giros argumentales son más usados en los finales de las historias, para darle un giro inesperado al mismo, pero en realidad, pueden ocurrir en cualquier momento. En Matrix, por ejemplo, la historia inicia sugiriéndonos las experiencias de un simple oficinista, pero no pasa mucho tiempo antes de que se descubra que hay más de lo que vemos. En cintas como Sexto Sentido y Los Otros, se deja que el espectador imagine una diferente dirección de la cinta, para de pronto echar por tierra todo lo que había imaginado.
El giro argumental debe de usarse con mucho cuidado, pues si bien correctamente aplicado genera una sensación de sorpresa en el espectador, si no se hace de la forma correcta, puede generar una profunda frustración en el mismo.