El Hombre de Acero. A falta de imaginación, buenos son los remakes

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Lo hemos dicho en multitud de ocasiones. El cine de Hollywood adolece de imaginación y se encuentra en una crisis creativa sin precedentes. Tan intensa es dicha crisis, como desperdiciada es la generación de extraordinarios actores que beben sus aguas. El Hombre de Acero, próximo a su estreno en salas en España, resulta una de esas películas que, si bien pueden catalogarse de técnicamente perfectas, carecen de la creatividad necesaria como para destacar. Sólo así se explica que ante la inmensidad de historias escritas desde que en 1938 viera por primera vez el bueno de Kal-El/Clark Kent, se haya tenido que recurrir a una actualización, o reboot como se da en llamar ahora, de las dos primeras películas de la franquicia.

Hay algo entrañable tanto en Superman como en Superman II. En primer lugar, y pese a su estreno separado, hubo un rodaje en paralelo de Richard Donner para ambas (experimiento que luego se repetiría por ejemplo en producciones como la segunda y tercera entrega de Back to the Future), pero por motivos presupuestarios, se abandonó el rodaje de la segunda en favor de la primera. Sin embargo, la abundancia de tomas facilitó el trabajo al director "oficial" de Superman II, Richard Lester. Aún así, existen dos montajes para la segunda película, para mayor gloria de un Christopher Reeve que, a pesar de que nunca resultó ser un buen actor, ha conseguido hacerse con un hueco en la filmografía de la guerra fría, proyectando una larguísima sombra sobre cualquiera que haya osado interpretar ese mismo personaje.

Contamos esto, porque pareciera que El Hombre de Acero es, por momentos, un tercer montaje resultante de un refrito de ambas producciones; eso sí, con muchísimos efectos especiales, con tecnología digital y su buena dosis de shacking.
Russell Crowe

Muy a pesar de los enormes intérpretes de "El Hombre de Acero", nombres tan aclamados como Russell Crowe o Michael Shannon no consiguen meterse en el papel en toda la película, y los diálogos entre Jor-El y Kal-El, padre e hijo kriptonianos respectivamente, no dejan de parecer una extraña composición de una conversación entre el general romano Máximo y Supermán. Por otra parte, Michael Shannon, que bordeara la perfección en su interpretación de Take Shelter, no puede desempeñar con credibilidad el rol de villano. Ni siquiera la nominadísima Amy Adams (ya va por la cuarta nominación a los Oscar a lo largo de su carrera) es capaz de resultar en una Loise Lane creíble.

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Como resultado, nos encontramos con una cinta que no aporta nada nuevo. Ni siquiera aquel oscuro matiz reflexivo que hiciera del Superman Returns de Bryan Singer una más que decente sucesora. Este nuevo Superman (a pesar de que no se le nombre apenas en toda la película) desmitifica incluso la "S" del pecho tratando de distanciarse de anteriores producciones, pero el esquema resulta pesadamente familiar, tediósamente monótono, y tan sólo las escenas de acción resultan en un entretenimiento interesante... pero claro; ¿qué película de superhéroes de hoy en día no presenta un despliegue de medios digitales abrumadores?. La sorpresa aparece descontada para desembocar en un final predecible y aburrido.Y mucho ojo, porque estamos hablando de una cinta dirigida por el tal vez mejor adaptador de comics de la historia del cine, el inefable Zack Snyder que cuenta con títulos ya míticos como 300 o Watchmen, pero hablamos de Superman, y poco se puede aportar ya sobre ese personaje.

Eso sí, la película resulta técnicamente impecable (mérito de Snyder a pesar de pinchar en vació con este metraje), con un sonido que se disfruta enórmemente en salas bien equipadas, pero como espectador, este que suscribe, necesita mucho más para sorprenderse, y más si hablamos de un subgénero tan gastado como el de superhéroes.