En esta época de globalización, prácticamente cualquier tema puede ser de interés para un público amplio, y más si puede llegar a un público amplio. Entre la fuerza que está adquiriendo el mercado latino, y el hecho de que el Día de Muertos es mucho más conocido a nivel mundial, El Libro de la Vida parecía ser un buen intento de proyectar a la cultura mexicana a nivel mundial, y más considerando que había un mexicano tras de ello, nada menos que Guillermo del Toro.
Si bien la cinta tiene un genuino interés en acercarse a todo el misticismo y significado del Día de Muertos, lo cierto es que no se sacude de una gran cantidad de estereotipos que ya parecían hechos de lado, como la aparente incapacidad de diferenciar México de España. La Catrina nos ofrece un personaje excelente, y la historia logra capturar, en especial por el conflicto entre la parte más brutal de la parte prehispánica- pero no por ello con cierta base - y el romanticismo mucho más mestizo. En sí, es una cinta disfrutable y que encanta a los niños, pero tiene aún detalles que, para el mexicano promedio, pueden provocar más de una ceja levantada. A pesar de todo, es muy recomendable.