El lugar sin límites. La inmortal Manuela.

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El lugar sin límites. México 1977.

Dir: Arturo Ripstein

Guión: José Emilio Pacheco, Arturo Ripstein y José Donoso, autor de la novela homónima.

Reparto: Gonzalo Vega, Roberto Cobo, Ana Martin, Lucha Villa.

Esta reseña forma parte de una colaboración con el Cine Club CECASH (Centro de Capacitación y Apoyo Sexológico Humanista A.C.) que proyectará una serie de películas enfocadas a la diversidad sexual. Para los interesados en asistir, las funciones serán todos los viernes de 18:30 a 21:30 en las instalaciones del CECASH, Niza 74 - 201 Col Juárez. Para más datos escribir a felipe.varela.ojeda@gmail.com. Agradezco personalmente a Felipe la invitación para colaborar y la autorización para compartir el material con nuestros lectores. Por lo pronto, el próximo viernes se proyectará esta película.

El lugar sin límites es una de las más destacadas películas mexicanas; fue realizada en la década de los setentas, uno de los periodos más prolíficos de nuestro cine, una vez superada la llamada época dorada.

El lugar sin límites, basada en la novela de José Donoso, logra una de las mejores adaptaciones cinematográficas, donde participa el propio autor de la novela original y José Emilio Pacheco, además de Ripstein, el director. Esta combinación de talentos da como resultado un guión muy bien logrado que logra contar una historia realista, cruda y para algunos desgarradora, que muestra toda una colorida gama de emociones humanas acerca de las acepciones tradicionales alrededor del sexo, la pareja y los roles de género.

La película narra la historia de La Manuela (Roberto Cobo), un travesti gay, y su hija la Japonesita (Ana Martín), que poseen un prostíbulo en un pequeño pueblo. Don Alejo (Fernando Soler), el cacique del lugar quiere apoderarse del lugar para venderlo junto con el resto del pueblo. La carga dramática se dispara cuando Pancho (Gonzalo Vega), ahijado de don Alejo, regresa al pueblo, y tanto la Manuela como la Japonesita se ven atrapadas por los impulsos sexuales hacia Pancho. El punto más álgido llega cuando Pancho alcoholizado muestra realmente su lado homosexual con La Manuela. La burla y la vergüenza enloquecen a Pancho, desatando un fin trágico.

Ripstein logra plasmar en pantalla un aspecto humano y dramático de la homosexualidad, poco usual para el tipo de personajes que se retrataban por el cine de aquella época. Cobo – por su parte- logra transmitir la ambigüedad del personaje, su lado humano, sin amaneramientos o caricaturizaciones. Las pasiones de los personajes no se definen por sus preferencias sexuales, sino por el enfrentamiento de los sentimientos y las diferentes concepciones del dominio y el poder en las relaciones amorosas.

Una película visionaria y adelantada a su época, que le valió dos Arieles, uno para Cobo y otro para Ripstein; y un premio especial del jurado también para Ripstein en San Sebastián. Y por parte del público, la consagración de Roberto Cobo como uno de los actores más destacados de su generación, en uno de los papeles más recordados de nuestra filmografía.

Lo mejor:

  • Ya lo dijimos antes pero vale la pena subrayarlo. La actuación de Cobo representa uno de los momentos más grandiosos de la actuación en México. Dramática e intensa, se enfoca más en las pasiones del personaje sin darnos tregua para vivir su drama. Si bien no supera algunos de los elementos estereotipados que acompañan la personificación de los homosexuales en el cine, si abandona  -por lo menos- la ridiculización.
  • La historia sorprende y conmueve combinando muchos de los elementos que hacen incofundible el sello de Ripstein: vicios y marginación, drama intimista, aquel  que sucede de las puertas hacia adentro, hasta que se desborda y termina por tocarnos a todos. Excelente de verdad.

Lo peor:

  • Ripstein resulta muy díficil de digerir a la primera. Cáustico y deprimente, termina por no ser del gusto de todo el público.
  • El debate sobre la homosexualidad queda marcado por una historia decadente, con mal fin para quien corre los riesgos de asumir su naturaleza. Ello hace posible una lectura más en contra que a favor de la homosexualidad: finalmente  todo el asunto se desarrolla en medio de mucha infelicidad e insatisfacción.