El maquinista. Entre soledad y culpas, insomnio que te consume.

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El maquinista. The machinist. España (2004)

  • Dir. Brad Anderson
  • Reparto: Christian Bale, Jennifer Jason Leigh, Aitana Sánchez- Gijón

Calificación 4.5/ 5 estrellas

Después de Patrick Bateman y antes de ser Bruce Wayne, Christian Bale fue Trevor Reznik. Un interesantísmo trabajo que se convierte casi en película de culto, dada la notoriedad que como actor ha alcanzado Bale en los últimos años. Lo oscuro de la temática y la leyenda de haberse sometido a una pérdida de peso que lo llevó casi al hospital para poder interpretar el personaje, hacen de este trabajo un infaltable en el récord de cualquier cinéfilo que se respete.

El insomnio, en tanto considerado uno de los males de nuestro tiempo, ha sido abordado en el cine de diferentes formas. Algunas de ellas tan célebres como  El Club de la pelea ( Fincher, (1999) o Insomnia (Nolan, 2004) que hacen de la incapacidad para concliliar el sueño un alucinante viaje hacia la locura y las obsesiones que nos consumen. Y sin embargo, el Maquinista hace una intresante construcción a partir de la obsesión con la culpa, el martirio de quien sabe que la verdadera pesadilla no ocurrió mientras dormía.

La trama nos cuenta la historia de Trevor Reznik, un obrero dedicado a operar un complicada máquina.  Solitario e insomne desde hace un año, sus únicos anclajes con el mundo real parecen  ser el ambiente de trabajo, la camarera que le sirve en el restaurante todas las noches y una prostituta quien lo considera un amigo además de su cliente.  Reznik se va consumiendo lentamente tanto física, como mental y emocionalmente. Recuerdos que parecen ensoñaciones de la vigilia, comienzan a confundirlo y enloquecerlo. Delirios paranoicos de persecución y un extraño personaje que lo acerca a una verdad que no reconoce de primera intención.

Culpa y castigo redimidos por la falta de sueño, son los ingredientes principales esta interesante historia. Un Christian Bale que aún con un aire tan desamparado y frágil es capaz de mostrar el lado paranoico de no dormir: pensar que los sueños te persiguen en una espiral sin salida. La idea de ser consumido por la culpa nunca encuentra mejor expresión que en la mirada perdida y el cuerpo raquítico de Bale. Una de sus mejores actuaciones sin duda. Y una de las mejores expresiones de lo complejo y brutal que es el término “consumirse.”

El desvelo entonces, pierde su lado romántico en esta  historia,  se aleja enormemente de la clásica visión de  poetas contemplando la Luna, buscando inspiración. Se comprueba además que el oscuro lado de no poder dormir es siempre mucho más interesante que el del insomnio romántico que aqueja a los enamorados. En dado caso, siempre es importante subrayar que quizás entre ambos solo media una diferencia, sutil quizás, pero determinante: Los sueños tienen musas, los insomnios obsesiones. Y es por eso quizás,  que nunca será lo mismo dejar de dormir, que dejar de soñar.

Lo mejor:

  • La actuación de Bale sin duda. Un interesante trabajo que si bien a lo primero que alude es a la transformación fìsica, la mirada perdida y la conducta errática no pueden estar mejor representadas.
  • Bale tiene escenas grandiosas cuando nos muestra, somnoliento, su mundo cotidiano. Los diálogos en el cafè con Aitana Sánchez Gijón, son de verdad muy buenos.
  • La frase: ¿Cómo puedo estar solo y si estás conmigo?... pronunciada con los ojos entrecerrados y por un hombre raquítico, es de verdad toda una revelación.
  • Un muy inteligente modo de mostrar que una gran película no requiere efectos especiales o mucha inversión. Una historia bien construída y buenas actuaciones son suficientes.

Lo peor:

  • Es díficil de digerir a la primera. No es para todos, ni para todo momento.
  • Tanta compeljidad y las citas literarias la hacen un poco pretenciosa, y la sensación de que muchas cosas no cuajan del todo.
  • La imagen de la "conciencia" no sé... metida con calzador y recordando muchísmo al alter ego de Club de la Pelea.