El muletas al 100. ¿Y ahora habrá "narcovideohomes"?

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La cultura del narco es un fenómeno que merece analizarse más allá de la nota criminal, el debate jurídico o el enfrentamiento entre policías y ladrones.

Ya desde hace algún tiempo se habla de la narcocultura, concepto que comprende los usos y costumbres de los narcos, pero también de las distintas expresiones que se ocupan de una situación grave y dolorosa para países como el nuestro. "Lo narco" se ha ido integrando a nuestro lenguaje, nuestras costumbres y en general a nuestra vida.

El punto central es que los narcos tienen dinero y poco tiempo para gastarlo. La inmediatez de su vida los lleva  satisfacer caprichos ridículos y muy costosos. A los narcos les gusta la música grupera, la vestimenta campirana y ranchera llevada a lo más extremo del kitsch, las botas, los enormes dijes de oro puro.

Su paso por la vida debe quedar documentado. Es por eso que pagan para que les canten corridos, los inmortalicen en el temor que producen y en sus "heroicas" andanzas. Eso ha suscitado que estos nuevos juglares se vean de repente inmersos en el fuego cruzado, que ya ha cobrado varias vidas dentro del medio. Y aquí no acaba la cosa. Los narcos ahora incursionan en el mundo del cine, aprovechando una plataforma que les ha servido en inumerables ocasiones para otros de sus lucrativos negocios: el mercado informal o pirata.

El Universal publicó el pasado lunes una nota, donde se hablaba de El muletas al 100, una cinta que nunca veremos en cartelera, pero ni falta que le hace. Lleva recaudados millones en su venta dentro del mercado informal, los tianguis yotros puestos de venta de mercancía de "fayuca" (swap meet).

Y el asunto no sería relevante si no fuera porque el tal Muletas si existe: es el alias de Raydel López Uriarte, perteneciente a un cártel contrario a los Arellano Félix.

La nota cuenta también un poco de la trama, donde se hace evidente que a diferencia de las películas setenteras de los Almada, ésta  se hizo a modo para que el narco quedara como hombre fiel y digno de admiración. La historia versa  sobre las bandas delictivas en esta frontera, aunque en ningún diálogo mencionan a Tijuana.  El eje drámatico -si así se le puede llamar- se desarrolla alrededor de un conflicto con el hermano de un hombre ejecutado, su enamoramiento por una mujer que en principio contrata para que lo “acompañe”, y su lealtad hacia el “señor”, un capo que cobra por permitir la operación de narcotienditas.

Las ventas han ido en aumento, gracias a la publicidad de boca en boca. Y lo más triste, niños y jóvenes recrean la fantasía de ser narcos poderosos, hombres de ley, gracias a estas leyendas que los narcos propagan sobre sus propias vidas.

Este parece ser el nuevo nicho para la recreación de la narcocultura: el "narcovideohome." Triste, sí, muy triste.