El patrocinio a la investigación. La cultura en la televisión.

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Cuando alguien argumenta que la televisión solo sirve para idiotizar o que no se hacen programas culturales porque nadie los ve, me encanta usar el ejemplo del Discovery channel (con todas sus submarcas) el National Geographic o el History channel. No solo se trata del hecho de la calidad de su programación, son además un negocio tan rentable que la gente – literalmente- paga por ver. Ningún sistema de cable que se respete puede dejar de ofrecer en su programación estos canales, simple y sencillamente porque el público los pide.

Discovery Channel empieza con un canal, para después crecer con Animal planet, Discovery Health, People and arts y Discovery kids. El éxito propició la creación del History Channel que se concibe como un archivo multimedia sobre aspectos relacionados con la historia de la humanidad. El experimento resulta tan exitoso que inspira a Enrique Krauze a crear sus series históricas sobre los presidentes de México y los sexenios de la segunda mitad del siglo XX, creando una filial de su editorial Clyo dedicada a la producción de programas de contenido histórico. National Geographic hace una extensión de su exitosa publicación a nivel mundial, con un canal de televisión que se dedica a divulgar y difundir temas científicos y ecológicos. Pero parece que hemos llegado a una nueva etapa dentro de este estilo de hacer televisión.

Los canales son ahora emporios tan grandes que pueden darse el lujo de patrocinar sus propias investigaciones, contratar a los expertos, conseguir los permisos, desarrollar la tecnología necesaria. Por supuesto, filmarlo todo, hacer especiales para transmitir y después poner a la venta generando millones de dólares. Hay una marcada tendencia –hasta ahora- por abordar temas religiosos: El evangelio perdido de Judas, el sepulcro de Jesús, Jesús la verdadera historia, el Santo sudario, etcétera. Hay otro grupo de temáticas acerca de los enigmas de las culturas antiguas: Nefertiti, La reina roja en Palenque, la verdadera historia de Ramsés y recientemente la investigación sobre Stonehenge.

El asunto da para dos tipos de discusión: el primero, acerca de si esta práctica desplazará a las universidades y centros de investigación, de la generación de conocimiento. Es sabido que muchas investigaciones no se hacen por falta de recursos. Recursos que estas televisoras si poseen y que al parecer están dispuestas a invertir a manos llenas. El caso es que las televisoras patrocinarán las investigaciones que les resulten de interés a los televidentes y que tengan un buen futuro mercadólogico. No es extraño entonces que los temas tengan que ver – hasta ahora- con temas religiosos mayoritariamente, ya que son de amplio interés general. La pregunta central aquí es primero, si el patrocino es ahora un criterio para investigar, es posible que muchos centros pequeños sacrifiquen sus propias líneas de investigación para conseguir un financiamiento de estos nuevos Midas de la ciencia. Segundo, si la comunidad científica encuentra la manera de colaborar con estos proyectos sin perder su independencia y neutralidad, condición indispensable para la generación del conocimiento. Y finalmente, si el conocimiento se busca solamente por el conocimiento mismo, o el rating influye tanto para elegir los temas y polémicas más allá de lo que seria deseable, prioritario o necesario.

Por lo pronto, acabamos de saber finalmente que Stonehenge era usado en ritos fúnebres muy antiguos, casi por la época en que se levantaban las pirámides de Egipto. El programa – muy recomendable por cierto- es la última gran investigación del National Geographic Channel que devela uno de los enigmas mas antiguos de la humanidad, y tema – por supuesto - también muy usado para la pantalla grande. Pero de eso hablamos la semana que entra.