En prácticamente cada generación, hemos tenido un actor o actriz mexicano que ha triunfado dentro del cine estadounidense, al grado de que los actores de nuestro país tienen ya una reputación muy bien ganada en esas tierras. Pero como siempre, debe de haber una primera vez para todo, y en este caso, hablamos de ya hace varios años, y su nombre fue Ramón Novarro.
Curiosamente, José Ramón Gil Samaniego, que era su nombre real, nunca debutó en México, como es usual en esos casos, sino que comenzaría en los Estados Unidos, usualmente en papeles sin créditos, desde 1916. Fue hasta 1922, en El Prisionero de Zenda, que comenzó a hacerse de fama, ya c0n el nombre de Ramón Novarro.
Para 1923, su participación en Scaramouche lo convierte en uno de los actores más populares de la época, al grado de que fue bautizado como El Nuevo Valentino. Sin embargo, la película por la que se le recuerda hasta ahora es Ben-Hur, de 1925. Su única actuación relevante en México fue La Virgen que Forjó una Patria, donde encarna al mismo Juan Diego.
El actor moriría en 1968, en uno de los hechos que más impactaron a la sociedad de aquellos años. Este crimen resultó tan célebre, que bien se merece ser tratado en otro post posterior.