El primer remake de la historia

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Dom. Pub.
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De un tiempo a la fecha, el remake se ha vuelto una auténtica moda, al grado de que parece que ya ninguna de las cintas del pasado parecen estar seguras. Sin embargo, por más que parezca un fenómeno moderno, se trata en realidad de una tendencia tan antigua como el mismo cine.
En 1903, el director Edwin S. Porter realizaría el corto The Great Train Robbery, que como casi todas las historias de esa época, tenía una anécdota sencilla: Un grupo de bandidos del Viejo Oeste roban un tren con dinero, para después ser perseguidos y capturados por las fuerzas del orden. A pesar de ello, el ser una de las primeras cintas actuadas la convirtió en un clásico del cine.
Para el año siguiente, el director Siegmund Lubin decide que la versión de Porter tiene demasiados huecos, por lo que decide lanzar su propia "visión" de la historia. La misma es muy parecida, excepto que existe una escena inicial en donde el jefe de la banda le explica a sus cómplices como se llevará a cabo la operación, además de otra en donde obligan a un guardavías a frenar el tren a punta de pistola. Esta cinta, que llevó exactamente el mismo título, se estrenó en 1904, y fuera de algún incipiente crítico, fue considerada como una maravilla, más que nada porque, en aquellos años, no había mucho punto de comparación.
Como podemos darnos cuenta, no se trata de una práctica nueva, y es muy posible que siga estando vigente durante varios años más.