Es muy común que, dentro de los géneos cinematográficos, se clasifique a priori a cualquier película donde haya elementos sobrenaturales como de terror. Si bien esto es válido en la gran mayoría de los casos, lo cierto es que existen algunas excepciones en este sentido, las suficientes como para no considerarlos como reglas.
Durante años, los seres sobrenaturales eran elementos clichés para generar terror, pues una serie de leyendas de cuentos de siglos habían hecho que los mismos fueran parte de la imaginación popular. Sin embargo, a medida de se volvieron personajes regulares, con diferentes personalidades, la gama de posibles estilos se abrió bastante.
Por un lado, vemos cintas de acción con personajes vampíricos, como la serie Blade, o incluso comedia romántica como Ghost, en donde los personajes de este tipo dejan de provocar horror como tal. Por otro lado, el crecimiento de la ciencia terror, en donde los elementos terorríficos provienen de aspectos científicos, como Frankenstein.
Y quizá lo que más podría llamarnos la atención, es que es posible crear historias del más profundo terror, sin necesidad de utilizar elementos de este tipo. La Habitación del Pánico, por ejemplo, nos demuestra que el ser humano puede ser capaz de crueldades mayores que la que la imaginación pueda crear.