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Uno de los términos más usados dentro del cine y la literatura, es curiosamente uno de los menos comprendidos. Thriller viene del término inglés thrill, que significa emocionar, y describe a cualquier obra que mantenga al espectador en un estado emocional alto durante toda la narración. Curiosamente, este objetivo tan claro se presta a multitud de variaciones, pues dado que el estado de expectación es común a muchas emociones, las posibilidades narrativas son enormes. Es posible, por tanto, encontrar un thriller de acción, misterio, terror o suspenso.
Uno de los puntos en común que tienen todos los thrillers, es una mezcla entre anticipación e incertidumbre, algo que podría parecer contradictorio. En realidad, lo que la trama te genera es la sensación inminente de que algo va a ocurrir, pero sin definírtelo completamente. En algunos casos, sin embargo, el espectador sabe perfectamente que puede ocurrir - la bomba estallará, asesinarán a un personaje - pero la incertidumbre está en saber si el protagonista logrará evitarlo, y de que forma lo hará. U recurso muy usual de varios cineastas es el de dar al protagonista pequeños respiros, de forma que cuando la tensión vuelva a generarse, resulte mucho más sorpresiva.
Por ello, usualmente el describir una película como "thiller", si bien la mayoría de los casos es correcto, es usual que resulte incompleto. La manera correcta de clasificarla sería como "thriller de acción", o "thriller de terror", de forma que el espectador conozca de manera segura que es lo que puede esperar. Aunque por sus mismas características, puede esperar cualquier cosa.