Ella es Ramona

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Manuel Cruz

@cruzderivas

Quizás lo más revelador de Ella es Ramona, comedia de Hugo Rodríguez y Beto Cohen, es que, cuando su protagonista (Andrea Ortega Lee) descubre una serie de escarabajos que le permiten transformar el mundo a su voluntad, nunca decide cambiarse a sí misma, pese a que el mundo entero se lo haga notar. Ramona es, sin temor a la palabra, gorda. Tal condición alimenta al guión de Cohen para encontrar sarcasmo en la cotidianidad: Ramona es víctima de constantes referencias a su peso mientras trabaja como asistente en la oficina de una firma cosmética, y es el terror y vergüenza de su madre y hermana menor, personajes que mantienen una identidad propia, sin abandonar el merecido estereotipo de mujeres neuróticas y clasistas (en increíbles actuaciones de María Rojo y Lila Avilés, respectivamente)

La actuaciones de Andrea Ortega Lee, Lila Avilés y María Rojo son centrales a la frescura de "Ella es Ramona"
La actuaciones de Andrea Ortega Lee, María Rojo y Lila Avilés son centrales a la frescura de "Ella es Ramona"

El humor de Cohen está basado en el diálogo y la reacción, no la vulgaridad. Esto en sí ya es motivo de atención, observando a la comedia como un arte mucho más intelectual, y no directamente agresivo. Sin embargo, hay una crueldad palpable detrás de muchas bromas, no por consecuencia de la película en sí, pero de la realidad que pretende habitar. Aunque Ramona aguanta, algunas “bromas” son más fuertes que otras, y hay un par que traen consecuencias injustas e inesperadas: Ello se vuelve particularmente claro cuando, tras la repentina re-estructuración de la firma cosmética, Ramona se ve obligada a abandonar su trabajo, bajo el argumento de que “está muy pasada de peso” y “una empresa de belleza no puede proyectar semejante imagen” En unos segundos, el astuto humor de la cinta se detiene y abre paso a la desolada actuación de Ortega Lee, cruel reflejo de una situación muy presente en la realidad.

Lo cual regresa al primer punto: Al descubrir que puede cambiar el destino de los otros mediante escarabajos mágicos, Ramona altera todo menos ella misma, porque ella no es el problema. Esta decisión genera repercusiones necesarias en una cultura mediática donde la corporalidad - como la comedia - parecería estar condenada a un sólo estándar, y todo cambio es un acto de fracasada rebeldía. No en el caso de Ella Es Ramona, cuya moraleja - la felicidad como una decisión - conserva verosimilitud y atención gracias a Hugo Rodríguez (también fotógrafo de la cinta), quien aliado con la dirección de arte de Barbara Enriquez y la música de Federico Bonasso, - ocasionalmente comparable a la obra de Yann Tiersen en Amélie - logra crear un universo de memorables texturas y colores sin olvidar ni sobreponerse a los elementos que parecen funcionar de raíz para una cinta notable: La historia y la actuación.

Al igual que la recientemente estrenada Elvira, te Daría Mi Vida Pero La Estoy Usando de Manolo CaroElla es Ramona es una comedia de palabra y reacción: Una narrativa cuyo ingenio florece en la entrañable y solidaria actuación de Andrea Ortega Lee (y la habilidad cómica de María Rojo y Lila Avilés) y, gracias al cuidado en tono de Hugo Rodriguez, termina por convertirse en una cinta que no sólo opera como entretenimiento astuto, es también la puerta a una merecida reflexión.