Resulta bastante común, cuando se habla de la animación, catalogarla como un género. Esto fue válido durante bastante tiempo, pues cubría todas las características del mismo: Dado que se hacían pensando en el público infantil, tenía sus propias convenciones, estilos y temáticas particulares, por lo que bien se le podía considerar como tal. Pero desde la década de los setentas, la misma comenzó a dejarse ver en otros temas, como lo fue Fritz el Gato, por poner sólo un ejemplo. Ahora, viendo obras como Beowulf, y Los Increibles, vemos que es ya más un estilo, más afín al blanco y negro o al 3 D, que un género como tal. Aunque claro, aquí cabe también la mejor opinión del lector.
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Estoy de acuerdo, es más un estilo que un género hoy en día... cuando los premios a película animada apenas empiezan a otorgarse.
La diferencia, en todo caso, es que siguen sin tener un punto de comparación si fueramos a juzgarlas al parejo con alguna película de acción real. El trabajo actoral, de entrada, es lo que nos marca una fuerte diferencia, perceptiva y sicológicamente.
Estoy de acuerdo, es más un estilo que un género hoy en día... cuando los premios a película animada apenas empiezan a otorgarse.
La diferencia, en todo caso, es que siguen sin tener un punto de comparación si fueramos a juzgarlas al parejo con alguna película de acción real. El trabajo actoral, de entrada, es lo que nos marca una fuerte diferencia, perceptiva y sicológicamente.