Si bien el término ha sido llevado y traído desde que tanto Marvel como DC han entrado al cine de forma fuerte, lo cierto es que este término se ha venido utilizando desde la primera cinta de Harry Potter como una especie de Santo Grial de la cinematografía. Si bien es una posibilidad muy real, y a la que se le puede sacar algo de jugo, lo cierto es que en la práctica sería una de las peores ideas que podría realizar un estudio.
Si fuéramos precisos, una cinta para fans iría dirigida exclusivamente a los seguidores hardcore de una franquicia, que incluso en las más fuertes, sería una medida arriesgada. Ciertamente, hay aficiones que mundialmente suman miles de personas, pero en un medio como el cine, en donde los intereses se manejan dentro de los millones de personas, ninguna estaría al nivel de poder sostenerse, en especial porque, considerando lo exigente que puede ser un fan, no podrían se producciones económicas.
Por otro lado, ese es un punto muy importante, el fan verdadero, es increíblemente quisquilloso, y por tanto, muy difícil de satisfacer. Bástenos recordar el caso de Dragon Ball, una de las franquicias más populares, que resultó uno de los mayores fiascos en taquilla, precisamente porque nunca logró satisfacer a los fans.
Lo que puede funcionar en ese sentido - y que es algo que Marvel ha sabido identificar muy bien - son los guiños, elementos con el que los fans se sienten identificados, pero que no son indispensables para que el no iniciado disfrute la cinta. No es casualidad que muchos de los personajes de esta franquicia, como el Hombre de Hierro, hayan aumentado sus ventas en comics después de las películas, demostrando que es el cine el que puede ganar nuevos fans, y no viceversa.