El director John Turturro nos ofrece una interesante cinta que toma una de las premisas más viejas de la comedia, y le da una vuelta que la convierte en una pieza notable. Para ayudar a uno de sus amigos, un hombre decide volverse gigoló, mientras que él se encarga de manejarlo. Tras de los primeros momentos de éxito, la amistad y el romance comienzan a tornarse problemáticos, pues al parecer no le resulta fácil separar el amor del trabajo. A pesar de que mantiene una línea de comedia, ésta no resulta tan ligera, sino que llega incluso al nivel del humor negro, al enfrentar a los dos protagonistas a sus demonios internos. Es notable la actuación de Woody Allen, al que vemos actuando en una cinta que no fue creada por él, pero que logra identificar mucho su personalidad particularmente ácida. Es una cinta que vale mucho la pena, y no conviene dejarla pasar. Se espera esté estrenándose para este mes de abril, y hay que estar atento, pues no es probable que tenga demasiada publicidad.