Si bien el término es de invención relativamente reciente, hablamos de una práctica que posiblemente se remonta a los principios del teatro, o cuando menos a los tiempos en que las compañías tenían que atraer espectadores para conseguir ganarse el pan. Básicamente, se trata de acciones o escenas que realmente no agregan nada a la historia, pero que se incluyen en la obra para agradar a los espectadores.
El término se lo debemos al manga y al anime, que han hecho de ello casi una institución. Prácticamente cada creación tiene un pequeño detalle del mismo, ya sea una pelea espectacular, una transformación muy vistosa, o un breve desnudo. Pero el hecho de que sean ellos los que le den un nombre específico, no significa que sean los únicos.
El cine occidental se ha valido del mismo en las más diversas ocasiones, dependiendo de la historia y lo que pretenden hacer para que el espectador se sienta complacido. Puede ser desde que un cantante que está actuando interprete uno de sus éxitos dentro de la acción, hasta un desnudo que realmente no agrega nada a la trama. Sin embargo, muchas veces son esas breves escenas las que levantan una cinta, atrayendo a los espectadores tan sólo por los rumores de boca a boca. Tan les ha funcionado, que ya existen películas que son un solo fan-service continuado, como el caso de The Expendables.