Freddy Krueger. Psicopatía mas allá de la muerte.

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El próximo estreno del muy esperado remake Pesadilla en la calle del infierno pone nuevamente al centro de la mesa una discusión antigua e infaltable para los amantes del género: ¿Qué clase de monstruo es Freddy Krueger?

Hoy por hoy, Krueger es una referencia terrorífica en todo el mundo. Una de las máscaras más vendidas para  Halloween, un personaje inserto -con todo el derecho- en el patrimonio de la cultura popular a nivel mundial, que además comparten varias generaciones, ello debido a la interminable cadena de secuelas que se han filmado sobre el tema desde 1984.

¿Qué es lo que hace la historia tan aterradora?  ¿Porqué la sola presencia de Krueger resulta tan perturbadora? para esas cuestiones pueden haber varias respuestas, aunque definitivamente las teorías sobran  para explicar algo que se resuelve de manera sencilla: alguien tuvo una buena idea que simplemente dió en el clavo.

Para empezar, cuando Freddy llega a la gran pantalla ya el cine de los sicópatas de sangre fría, contado a través de secuelas interminables, constituía un redituable nicho para la industria.  Jason Vorhees y su inmortal presencia ya llevaba 4 secuelas de Viernes 13 y Michael Myers y Halloween llevaban 3. Todas con bastante éxito a pesar de empezar a ser absolutamente predecibles y de aportar en cada entrega muy pocos elementos de continuidad a la historia.

La fórmula aún estando probada, demostraría que todavía podía refrescarse y mejorarse. Es así que la figura de Krueger modifica para bien algunos de los elementos que ya habían sido un éxito en sus antecesores: Un rostro enigmático y monstruoso, que sin necesidad de máscara se mostraba inhumano y perverso. Las cicatrices en el rostro de Freddy resultan mucho más intrigantes que la máscara, porque remiten a la historia de su pasado. La idea de que la maldad no termina con la muerte y se cuela en tus sueños a  través de las pesadillas, era de entrada, una construcción más sofisticada para justificar el matar con sadismo y a sangre fría. Freddy además tenía desde su diseño de origen, la posibilidad de resucitar para la siguiente entrega de un modo natural que no resulta forzado dentro de la historia, beneficio que Myers y Vorhees no tuvieron y que acabaron por volverlos algo incoherentes.

Freddy además combinaba  a la perfección un asunto que también es exitoso dentro del  género de terror: el poner a pequeños niños a merced de un monstruo sin escrúpulos ni compasión. Freddy regresaba de la tumba para vengarse de los hijos de quienes se hicieron justicia por mano propia y su carta de presentación es una inocente ronda infantil con niñas brincando la cuerda.

Pero más que eso, Freddy lograba infundir terror por ser un hombre sinestro y cruel en vida y después de la muerte. Acusado de horribles crímenes, Freddy no encuentra redención después de la muerte. Más aún, su maldad se expande a límites inimaginables, entra a los sueños infundiendo un tipo de terror sicológico más perturbador  que el estilo  gore de Myers y Jason.  Krueger es la puerta aterradora al mundo sobreantural, el odio que persiste más allá de la muerte.

En realidad, Freddy Krueger es un monstruo complejo, que infunde terror y horror al mismo tiempo. En vida, es un hombre al que no quisieras tener enfrente nunca. Muerto, simplemente no puedes ni pensar en él. Miedo a la locura, terror a un alma desquiciada y sin descanso. Locura más allá de la muerte...

Y sobra decir que del remake no esperamos menos que eso. Ya falta poco...