Ganadores de los soundtracks de Bastardos sin Gloria

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Bastardos sin gloria
Bastardos sin gloria

Tenemos ya la lista de los ganadores de los soundtracks y las camisetas de Bastardos sin Gloria. Les recordamos que, en este caso, si calificamos los mejores relatos, por lo que si bien el orden fue importante, no es lo primario. Los ganadores fueron los siguientes.

Soundtrack

  • Marisol Aguila
  • Aarón Jossafat Navarro
  • Jesús Gala

Camisetas

  • Adriana Escamilla
  • Claudia Bobadilla
  • Xavier de Jerónimo Romero
  • Laura Rodriguez
  • Elideth Ramos

Revisen por favor sus correos, ahí encontrarán los detalles para recoger sus premios. Gracias por participar.

Y como lo prometido es deuda, aquí está el mejor relato, de Marisol Aguila.

Un día en mi vida en el año de 1940 seria muy difícil, hace un año que empezó la guerra, el único medio de comunicación es por teléfono, en carro o a pie, la comida empieza a escasear, la gente comienza a entrar en pánico, hay alemanes por todos lados, después de la devaluación no hay mucho dinero, no hay trabajos, hay desempleo (caray eso parece en la actualidad jeje)
Despierto un lunes en la mañana,  no hay luz, los retenes militares están por todos lados, hay llamados en la radio para enlistarse y “pelear por tu país”, carteles incitando al nuevo Reich, ese tal Hitler comanda a la milicia, la paz se ha derrumbado.

En la noticias solo se escuchan de nuevos bombardeos, nuevas ciudades tomadas, todo parece un caos; llamo a mi mamá desde un teléfono negro, de bocina muy pesada, no contesta, comienzo a preocuparme, su lugar está siendo sitiada por los militares alemanes, la fábrica donde trabajo ahora ya no hace más las cajas de cartón, ahora se fabrican armas, balas, fusiles, hasta partes para tanques, llegando a mi lugar de trabajo me encuentro con un papel en el que indica que todo trabajador dentro de la fabrica no podrá hacer llamadas ni comunicarse con nadie, todo papeleo será interceptado por la policía alemana, me siento vigilada, hay hombres armados en la entrada, algunos compañeros no fueron a trabajar, tal vez se le hizo tarde, o eso quiero creer, será que están en sus casas... eso espero.

Mi mente sigue en mi madre, “¿por qué no respondió? ¿Habrá ido a conseguir algunas latas de comida?, ¿los alemanes habrán tomado ya su ciudad?, ¿estará  bien? Por favor Dios, que esté bien” eso me repito una y mil veces mientras estoy armando una bala calibre 81 para un obusero, esto me desconcierta.

En la oficina de mi jefe está un comandante alemán, parece de rango superior, es alto, rubio, con ojos muy azules, pero su mirada es fría, parece no tener alma, vigila cada uno de los movimientos de mi jefe mientras éste busca todos los archivos de cada uno de los trabajadores, ¿Qué buscarán? ¿acaso judíos? Alguien puso una radio, se escucha como los países aliados están invadiendo mas y mas ciudades, países, hay noticias que hacen que la mente se vuele, el alma se encoge cuando los alemanes toman alguna ciudad… por la fuerza

No puedo mas, mi madre, donde estará? Mi jefe se ve muy nervioso, el alemán se levanta y hace un gesto amenazador con él, me da miedo, se lleva la mano hacia su revolver, creo que lo va a matar, mi jefe baja la cabeza, le entrega unos documentos, que al parecer estaba escondiendo, el alemán los coge enérgicamente, golpea a mi jefe por su insolencia. El alemán sale con dos de sus gentes, bajan hacia el área de producción, se dirigen hacia a mi… mi corazón late demasiado, lo siento en mi garganta, mi piel se pone tan blanca como la suya, cuando se acerca pronuncia con un acento muy pronunciado alemán, tal vez sea de Schleswig-Holstein, o al menos eso me pareció, “Donde está Ulrich?”, mi cuerpo se tensa, no me había dado cuenta que Ulrich estaba a mi lado, lo toman los dos militares y se lo llevan, no lo he vuelto a ver.

A la hora de la salida voy corriendo para saber de mi madre, no hay mas que desolación, no hay gente en la calle, solo alemanes, todos parece que han huido, no encuentro ningún teléfono en ninguna casa, casas a ambos lados de la calle, solas, vacias algunas, otras con la puerta abierta… que raro… mi preocupación va en aumento cada vez que doy un paso… que encontraré? Estará  viva? No por favor Dios, aleja ese pensamiento de mi…

Llego a su puerta, la calle vacia, no hay nadie, mi corazón vuelve a mi cuerpo cuando escucho la voz de mi madre, está ahí viva!!!! Me recibe con su sonrisa amable y me pregunta ¿Cómo te fue hoy hija?” como siempre lo ha hecho

Ese seria un día en mi vida en el año de 1940

Gracias!