Todos sabemos que los romances entre actores de Hollywood son muy frecuentes, y que las historias de pasiones, rupturas y traiciones son de lo más usual. El problema es que, mientras si una persona común sufre cualquier desventura amorosa, sólo la gente más cercana se entera, mientras que en la farándula, una situación de este tipo se vuelve del dominio público. En este caso, el escándalo de que envolvió a tres actores de la época aún desata muchas controversias, pues existieron muchos puntos que nunca se llegaron a saber, y que incluso ahora siguen siendo motivo de escándalo.
John Gilbert fue uno de los actores más populares en Estados Unidos durante la época del cine mudo, que alcanzó una fama notable. Desafortunadamente, su voz no le permitió continuar tras de la aparición del cine hablado, por lo que sus papeles se hicieron cada vez menores y secundarios. Aún así, seguía llevando la leyenda consigo, y era muy popular entre las damas. Para 1934, comenzaba a levantarse de nuevo, y su romance con la actriz Marlene Dietrich le había mejorado notablemente la actitud. Ese mismo año, conseguiría un papel importante en la cinta Desire, al lado de su pareja sentimental.
Desafortunadamente, en la cinta trabajaba tambien Gary Cooper, en aquel entonces un joven prometedor, y conocido casanova. No le resultó difícil seducir a la actriz durante la filmación, lo que hizo que acabara dejándola. Gilbert sufrió un ataque cardiaco en plena filmación, de la que apenas se recuperó, pero no pudo seguir trabajando, por lo que fue substituido por John Halliday. A los pocos días, cayó en una depresión que lo llevó a la bebida, muriendo en 1936.
Quizá la peor parte fue que Cooper vivió sólo un breve affaire con la actriz, para dejarla poco después, con el argumento de que no buscaba nada serio. Mucha gente considera aúnque Copper fue, en cierta forma, el asesino de Gilbert, y más si le hacemos caso al rumor de que el mencionado se suicidó ingiriendo una cantidad enorme de alcohol buscando específicamente causarse la muerte. Este episodio acabó persiguiéndolo toda su vida, a pesar de que él rara vez le daba importancia.