En 1940, Disney se lanzó a lo que sería una de sus producciones más ambiciosas: Fantasía. En este largometraje, el equipo reunió varias piezas clásicas de la música de cámara, con escenas animadas como transfondo. En general, es calificada como una de sus obras maestras, aunque hay una parte que que hasta la fecha sigue ocasionando agrios comentarios.
Para la Sinfonía Pastoral de Beethoven, el equipo recreó un baile de varios seres mitológicos, alrededor de un simpático Baco. Sin embargo, los y las centauros se veían especialmente despreocupadas y seguras, excepto aquellas con apariencia negra. Dos de ellas están encargadas de abanicar al Dios, y una de ellas, más pequeña, se dedicaba exclusivamente al servicio de las mismas. Incluso, su apariencia era el estereotipo de la raza negra que se manejaba en ese entonces.
En el momento de su lanzamiento, realmente no causó gran polémica, pero en su relanzamiento, en el año 2000, varios grupos protestaron por lo que, con justicia, consideraban una representación ofensiva. Obviamente, El Estudio Disney tuvo el tino de retirar esas escenas, pero aún así, fue causa de agrias discusiones durante mucho tiempo.